La multiplicación de gobernantes obsesionados por mantener en
sus manos todo el poder es visible. En los cuatro puntos cardinales encontramos
figuras que se eternizan en sus cargos, recurriendo a todo tipo de estrategias
abusivas, con tal de imponer sus creencias y proyectos políticos a costa de
todo. El libro de los Reyes nos alerta contra la sordera de los gobernantes que
son incapaces de soportar cuestionamientos y críticas de parte de los ciudadanos.
Escuchar para gobernar y aprender a discernir entre el bien y el mal, entre las
propias ocurrencias y las genuinas necesidades, es indispensable para gobernar
medianamente a una nación. Más allá de las cuestiones partidistas, propias de
la representatividad y la diversidad existente en la sociedad, es necesario que
los gobernantes que se inspiran en el proyecto de Jesús, aprendan a escuchar,
sepan dejarse cuestionar y se reeduquen permanentemente para servir con
eficiencia y justicia a la sociedad que los eligió.
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