jueves, 19 de enero de 2023

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20230122

 


«Habiendo oído Jesús que Juan había sido preso, se retiró a Galilea. ¿Por qué se retiró voluntariamente? Para enseñamos que no nos pongamos por nuestra propia cuenta en la tentación, sino más bien la evitemos y pasemos de largo. No es cosa culpable el no arrojarse al peligro, sino el no proceder con fortaleza cuando somos puestos en la tentación. Queriendo, pues, enseñamos esto, cedió un poco a la envidia de los judíos y se retiró a Cafamaúm. Cumplía al mismo tiempo con una profecía; y parecía apresurarse a coger en la pesca a los futuros doctores del universo, pues allá vivían y allá ejercitaban su trabajo de pescadores. Observa cómo, puesto que ha de ir a los gentiles, toma siempre ocasión de los mismos judíos. En este caso, con andar poniendo asechanzas al Precursor y con haberlo enrejado en la cárcel, lo obligan a retirarse a Galilea de los gentiles. No hace mención de Judá ni nombra todas las tribus, sino que designa el sitio con estas palabras: Tierra de Zabulón (...) El pueblo que habita en las tinieblas vio una gran luz. No se refiere aquí a las tinieblas sensibles sino al error y a la impiedad. Por esto añadió: Y para los que habitan en la región de sombras mortales, una luz se levantó. Para que entendieras que no hablaba ni de la luz ni de las sombras que perciben los sentidos, al hablar de la luz no la llamó simplemente luz, sino luz grande: esa luz que en otro sitio es llamada luz verdadera. Y al referirse a las tinieblas, las llamó sombras de muerte. Luego, para declarar que los encontró cuando no lo buscaban, sino que Dios desde las alturas se les apareció, dijo: Para ellos una luz se levantó» (San Juan Crisóstomo [c.347-407].

Homilía 14, sobre Mateo). 

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