sábado, 25 de marzo de 2023

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20230326

 

A veces nos olvidamos de que la muerte puede amenazar no sólo a individuos, sino también a grupos y naciones enteras. Es lo que sucedió a Israel durante su exilio. Deportado de su tierra, que le fue dada por Dios como su "herencia" y "descanso" (términos bíblicos que señalan la esencia imprescindible de la tierra para Israel), el pueblo tenía que vivir entre los extranjeros que, por su falta de fe en Yahvé, consideró "muertos". Si tal muerte nacional fue así hace más de dos milenios y siete siglos, es posible hoy. ¿Es la nuestra una nación muerta por la violencia, la pobreza y otros problemas? Nuestras ciudades y parroquias, ¿están muertas por la apatía, la falta de participación o inclusión, o por dificultades que nos resistimos en reconocer? Pero si aparecen como muertas nuestras comunidades, no debemos desesperar. La resurrección es siempre posible.

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