Los alcohólicos, los drogadictos, y muchas otras personas que
sufren bajo el peso de problemas graves saben que es muy difícil cambiar. Los
expertos en temas sobre la drogadicción estiman que sólo un porcentaje muy bajo
de los que padecen de esta aflicción (alrededor de 5%) logran cambiar. No
obstante, hay muchas personas que, explícitamente basándose en la fe cristiana,
se convirtieron de manera sincera y duradera. San Pablo, que dejó su obsesión
con el legalismo, Bartolomé de Las Casas, que se arrepintió de su apoyo hacia
las conquistas violentas, y Monseñor Oscar Romero, que abandonó su rigidez
religiosa son sólo algunos ejemplos. No es que la fe cristiana sea el remedio
automático para todos los problemas, pero la fe tiene el poder de arraigarse en
lo profundo de nuestro ser y ayudar a abrirnos a la acción sanadora de Dios.
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