EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20231231
«Después dice la Escritura: Simeón los bendijo y dijo a María, su
madre: Mira, éste está puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel y
para signo de contradicción. Y una espada atravesará tu alma para que se
descubran los pensamientos de muchos corazones. Tenemos que meditar de qué modo
el Salvador ha venido para caída y levantamiento de muchos, que da una
explicación sencilla puede decir que ha venido para caída de los infieles y
para resurrección de los fieles. Pero un exegeta concienzudo se da cuenta de
que de ningún modo puede caer quien antes no ha estado en pie. Cítame, por lo
tanto, a uno solo que estuviera de pie y para cuya ruina ha venido el Salvador
Y lo mismo vale para el que ha resucitado, porque es evidente que resucita
aquel que antes había caído. Hay que comprender, por lo tanto, que el Salvador
no ha venido para ruina de unos y resurrección de otros, sino que ha venido
para ruina y salvación de los mismos. He venido -dice- para un juicio, para que
los que no ven vean y los que veían se vuelvan ciegos. En efecto, en nosotros
hay algo que antes veía y después dejó de ver, y algo distinto que no veía y
después comenzó a ver Por ejemplo, yo quiero ver con aquellos ojos con los que
antes no veía y que después se me abrieron, porque tras ¡a desobediencia de
Adán y Eva se les abrieron los ojos de los que hemos tratado en mi anterior sermón» (Orígenes
[c. 185-c. 254]. Evangelio de Lucas. Homilía XVII, 1).
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