sábado, 27 de abril de 2024

Domingo V de Pascua Ciclo B Domingo 28 de abril 2024





CÓMO PARTICIPAR EN LA VIDA DEL RESUCITADO


Hech 9, 26-31; Sal 21; l Jn3, 18-24; Jn 15,1-8
 
La resurrección de Cristo no fue suficiente para ellos en ese momento. Los discípulos querían saber cómo podrían compartir la vida resucitada de que él gozaba. Contesta la primera Carta de Juan, que es nuestra segunda lectura, que nuestras acciones son el camino para tomar parte de esa vida: tenemos la salvación si "cumplimos sus mandatos y hacemos lo que le agrada" (v. 21). Sin embargo, dicho camino no consiste simplemente en nuestras acciones porque "este es su mandamiento: que creamos ... y que nos amemos" (v. 23). Se trata de actitudes interiores. Clarifica el Evangelio de hoy que es el amor por Cristo, simbolizado por la metáfora de permanecer en la viña y realizado en nuestras acciones exteriores y en nuestras actitudes interiores, lo que nos da acceso a la vida resucitada. En otras palabras, lo que cuenta es nuestra relación verdadera con Cristo resucitado sin olvidar nuestra relación con los demás.
 
 
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 97, 1-2
 
Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas y todos los pueblos han presenciado su victoria. Aleluya.
 
 
GLORIA
 
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
 
 
ORACIÓN COLECTA
 
Dios todopoderoso y eterno, lleva a su plenitud en nosotros el sacramento pascual, para que, a quienes te dignaste renovar por el santo bautismo, les hagas posible, con el auxilio de tu protección, abundar en frutos buenos, y alcanzar los gozos de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo ...
 
 
LITURGIA DE LA PALABRA
 
PRIMERA LECTURA
 
Les contó cómo había visto al Señor en el camino.
 
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 9, 26-31
 
Cuando Pablo regreso a Jerusalén, trato de unirse a los discípulos, pero todos le tenían miedo, porque no creían que se hubiera convertido en discípulo.
Entonces, Bernabé lo presento a los apóstoles y le refirió como Saulo había visto al Señor en el camino, como el Señor le había hablado y como él había predicado en Damasco, con valentía, en el nombre de Jesús. Desde entonces, vivió con ellos en Jerusalén, iba y venía, predicando abiertamente en el nombre del Señor, hablaba y discutía con los judíos de habla griega y éstos intentaban matarlo. Al enterarse de esto, los hermanos condujeron a Pablo a Cesarea y lo despacharon a Tarso.
En aquellos días, las comunidades cristianas gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria, con lo cual se iban consolidando, progresaban en la fidelidad a Dios y se multiplicaban, animadas por el Espíritu Santo. Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.
 
 
SALMO RESPONSORIAL
 
Del salmo 21, 26b-27. 28. 30ab. 30c-32.
R/. Bendito sea el Señor. Aleluya.
 
Le cumpliré mis promesas al Señor delante de sus fieles. Los pobres comerán hasta saciarse y alabarán al Señor los que lo buscan: su corazón ha de vivir para siempre. R/.
 
Recordarán al Señor y volverán a Él desde los últimos lugares del mundo; en su presencia se postrarán todas las familias de los pueblos. Solo ante Él se postrarán todos los que mueren. R/.
 
Mi descendencia lo servirá y le contará a la siguiente generación, al pueblo que ha de nacer, la justicia del Señor y todo lo que Él ha hecho. R/.
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
Este es su mandamiento: que creamos y que nos amemos.
 
De la primera carta del apóstol san Juan 3, 18-24
 
Hijos míos: No amemos solamente de palabra, amemos de verdad y con las obras. En esto conoceremos que somos de verdad y delante de Dios tranquilizaremos nuestra conciencia de cualquier cosa que ella nos reproche, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y todo lo conoce. Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces, hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total.
Puesto que cumplimos los mandamientos de Dios y hacemos lo que le agrada, ciertamente obtendremos de Él todo lo que le pidamos. Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en la persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto que nos dio.
Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. En esto conocemos, por el Espíritu que Él nos ha dado, que Él permanece en nosotros. Palabra de Dios. T. Te alabamos, Señor.
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 15, 4-5
R/. Aleluya, aleluya.
 
Permanezcan en mí y yo en ustedes, dice el Señor; el que permanece en mí da fruto abundante. R/.
 
 
EVANGELIO
 
El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.
 
Del santo Evangelio según san Juan 15, 1-8
 
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la verdad vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, Él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto.
Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante, porque sin mí nada puede hacer. Al que no permanece en mí se le echa afuera, como el sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde.
Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos”.
Palabra del Señor. T. Gloria a ti, Señor Jesús.
 
 
PRODESIÓN DE FE
 
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
 
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
 
 
PLEGARIA UNIVERSAL
 
Invoquemos a Cristo, camino verdad y vida y, como pueblo sacerdotal, pidámosle por las necesidades de todo el mundo diciendo: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
 
Para que Cristo, esposo de la Iglesia, llene de alegría pascual a todos los que se han consagrado a la extensión de su reino, roguemos al Señor.
 
Para que Cristo, piedra angular del edificio, ilumine con el anuncio evangélico a los pueblos que aún desconocen la buena nueva de la resurrección, roguemos al Señor.
 
Para que Cristo, estrella luciente de la mañana, seque las lágrimas de los que lloran y aleje del dolor las penas de los que sufren, roguemos al Señor.
 
Para que Cristo, testigo fidedigno y veraz, nos conceda ser, con nuestra alegría evangélica, sal y luz para los hombres que desconocen la victoria de la resurrección, roguemos al Señor.
 
Dios nuestro, que nos has unido a Cristo como sarmientos a la verdadera vid, escucha nuestra oración y danos tu Espíritu Santo, para que, amándonos los unos a los otros, demos frutos abundantes de santidad y de paz. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
 
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Dios nuestro, que por el santo valor de este sacrificio nos hiciste participar de tu misma y gloriosa vida divina, concédenos que, así como hemos conocido tu verdad, de igual manera vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 
PREFACIO
 
La nueva vida en Cristo
 
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre. Señor: pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra pascua, fue inmolado. Por Él, los hijos de la luz nacen a la vida eterna. Y las puertas de los cielos han vuelto a abrirse para los que creen en Él, ya que en su muerte murió nuestra muerte y en su gloriosa resurrección hemos resucitado todos. Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
 
 
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 15, 1. 5
 
Yo soy la vid verdadera y ustedes los sarmientos, dice el Señor; si permanecen en mí y yo en ustedes darán fruto abundante. Aleluya.
 
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Señor, muéstrate benigno con tu pueblo, y ya que te dignaste alimentarlo con los misterios celestiales, hazlo pasar de su antigua condición de pecado a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

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