En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes.
Reflexión
Este pasaje marca una etapa en la que Jesús deja de centrarse en un
solo lugar y recorre sistemáticamente ciudades y aldeas de Galilea para que
nadie quede sin escuchar el mensaje.
En la cultura judía del siglo I, que era marcadamente patriarcal, no
era común que las mujeres viajaran con un maestro religioso. Sin embargo, Lucas
destaca a María Magdalena, Juana, Susana y “muchas otras” como parte activa del
grupo, sosteniendo el ministerio con sus propios recursos.
Entre ellas había mujeres de distintos estratos: desde María Magdalena,
liberada de opresión espiritual, hasta Juana, esposa de un alto funcionario de
Herodes. Esto refleja que el mensaje de Jesús trascendía clases y condiciones.
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