viernes, 28 de septiembre de 2018

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20180930




UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO

Los escándalos de pedofilia que en tantas comunidades eclesiales han empañado el rostro de nuestra Iglesia no son cuestiones engorrosas que podamos esconder debajo de la alfombra. Tampoco lo son las desgarradoras luchas de poder en algunas cúpulas de la Iglesia, ni el coqueteo con el dinero proveniente de organizaciones criminales. Esos escándalos están ahí y tendrán que ser desarraigados, no solamente porque afectan la credibilidad de la Iglesia, sino porque son la negación misma de su razón de ser. El Dios en quien creemos, se ha revelado desde el primer momento, como el Dios liberador que rescata a los israelitas de la opresión egipcia. Dios escucha con atención el clamor de su pueblo y jamás se desentiende de mostrar su justicia. Quienes proponen olvido y amnistía para los delincuentes, tendrían que pensarlo dos veces, porque tan importante como el perdón por parte de los afectados es asegurar la justicia para las víctimas.

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