UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO
Según los
entendidos en estudios religiosos, la mejor religión es aquella que mejor ayude
a trascender. La trascendencia es el ascenso del nivel de la pura dimensión
material a dimensiones superiores. Los israelitas que sufrieron el destierro en
Babilonia vivían a ras de suelo solventando apenas sus necesidades básicas como
el alojamiento y la vivienda y sin poder disponer de libertad y autonomía para
dirigir su vida. La vida como esclavos deportados era contraria al señorío de
Dios. El destierro a Babilonia era una humillación para su fe religiosa,
mientras que el retorno a la tierra de sus antepasados sería la manifestación
de la victoria del Señor. En el presente, numerosas personas sufren
desplazamientos y migración forzada, maltratos y otras formas de violencia.
Ellos tendrán que hacer todo lo necesario para salir de esa humillación y los
que confesamos a Dios como Padre común, habremos de empujar con decisión para
solidarizarnos eficazmente con la mejora de sus condiciones de vida.
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