sábado, 20 de junio de 2020

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200621

Los discípulos enviados por el Señor Jesús a misionar en Galilea tenían una tarea precisa, servir como mensajeros de paz y pioneros del reinado de Dios. Misión con riesgos y satisfacciones como cualquier otra. En el pasaje del Evangelio (Mateo: 10,26-33) Jesús reitera un mensaje de confianza. No hay que dejarse atrapar por el miedo a perder la vida y sufrir adversidades. Dios nos ama y estamos en sus manos. Es un mensaje consolador que puede antojarse inverosímil en las actuales circunstancias de inseguridad que prevalecen en nuestro país. Dios nos ama y nos invita a cuidar nuestra vida. Tenemos testimonios de creyentes en Jesucristo que han sufrido pérdidas atroces, al ver asesinados a sus familiares más cercanos, que no se han cruzado de brazos, ni se han dejado atrapar por la sed de venganza, sino que se han puesto a exigir justicia, como constructores de la paz. No tienen miedo porque saben que Dios está con ellos.


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