El
siguiente domingo después de Pentecostés.
Por:
Tere Fernández del Castillo | Fuente: Catholic.net
Un
solo Dios en tres Personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
La
Iglesia dedica el siguiente domingo después de Pentecostés a la celebración del
día de la Santísima Trinidad,
Un
misterio es todo aquello que no podemos entender con la razón. Es algo que sólo
podemos comprender cuando Dios nos lo revela.
El
misterio de la Santísima Trinidad -Un sólo Dios en tres Personas distintas-, es
el misterio central de la fe y de la vida cristiana, pues es el misterio de
Dios en Sí mismo.
Aunque
es un dogma difícil de entender, fue el primero que entendieron los Apóstoles.
Después de la Resurrección, comprendieron que Jesús era el Salvador enviado por
el Padre. Y, cuando experimentaron la acción del Espíritu Santo dentro de sus
corazones en Pentecostés, comprendieron que el único Dios era Padre, Hijo y
Espíritu Santo.
Los
católicos creemos que la Trinidad es Una. No creemos en tres dioses, sino en un
sólo Dios en tres Personas distintas. No es que Dios esté dividido en tres,
pues cada una de las tres Personas es enteramente Dios.
Padre,
Hijo y Espíritu Santo tienen la misma naturaleza, la misma divinidad, la misma
eternidad, el mismo poder, la misma perfección; son un sólo Dios. Además,
sabemos que cada una de las Personas de la Santísima Trinidad está totalmente
contenida en las otras dos, pues hay una comunión perfecta entre ellas.
Con
todo, las personas de la Santísima Trinidad son distintas entre sí, dada la
diversidad de su misión: Dios Hijo-por quien son todas las cosas- es enviado
por Dios Padre, es nuestro Salvador. Dios Espíritu Santo-en quien son todas las
cosas- es el enviado por el Padre y por el Hijo, es nuestro Santificador.
Lo
vemos claramente en la Creación, en la Encarnación y en Pentecostés
En
la Creación, Dios Padre está como principio de todo lo que existe.
En
la Encarnación, Dios se encarna, por amor a nosotros, en Jesús, para liberarnos
del pecado y llevarnos a la vida eterna.
En
Pentecostés, el Padre y el Hijo se hacen presentes en la vida del hombre en la
Persona del Espíritu santo, cuya misión es santificarnos, iluminándonos y
ayudándonos con sus dones a alcanzar la vida eterna.
Para
explicar este gran misterio, existen ciertos símbolos que son entendibles a
nuestra razón: La Santísima Trinidad es simbolizada como un triángulo.
Cada
uno de los vértices es parte del mismo triángulo y sin embargo cada uno es
distinto
También
podemos simbolizar a la Santísima Trinidad como una vela encendida: La vela en
sí misma simboliza al Padre, la cera que escurre es el Hijo, que procede del
Padre y la llama encendida es el Espíritu Santo. Los tres son "vela",
pero son distintos entre sí. Hay quienes simbolizan a la Santísima Trinidad en
forma de trébol. Cada una de las hojas es "trébol" pero son distintas
entre sí.
¿Qué
hacemos al persignarnos? "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo" Es costumbre de los católicos repetir frecuentemente estas
palabras, principalmente al principio y al fin de nuestras acciones.
Cada
vez que hacemos la Señal de la Cruz sobre nuestro cuerpo, recordamos el
misterio de la Santísima Trinidad.
-
En el nombre del Padre: Ponemos la mano sobre la frente, señalando el cerebro
que controla todo nuestro cuerpo, recordando en forma simbólica que Dios es la
fuente de nuestra vida.
-...y
del Hijo: Colocamos la mano en el pecho, donde está el corazón, que simboliza
al amor. Recordamos con ello que por amor a los hombres, Jesucristo se encarnó,
murió y resucitó para librarnos del pecado y llevarnos a la vida eterna.
-...Y
del Espíritu Santo: Colocamos la mano en el hombre izquierdo y luego en el
derecho, recordando que el Espíritu Santo nos ayuda a cargar con el peso de
nuestra vida, el que nos ilumina y nos da la gracia para vivir de acuerdo a los
mandatos de Jesucristo.
Algunas
personas argumentan que no es verdad porque no podemos entender el misterio de
la Santísima Trinidad a través de la razón. Esto es cierto, no podemos
entenderlo con la sola razón, necesitamos de la fe ya que se trata de un
misterio. Es un misterio hermoso en el que Dios nos envía a su Hijo para
salvarnos.
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