jueves, 4 de junio de 2020

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200607


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- No resulta complicado explicar la misericordia de Dios. Cuando se habla del Dios misericordioso en calidad de creyente, no se puede permanecer indiferente. Es necesario definirse, viviendo en sintonía con la misericordia. Cuando reflexionamos en el océano de violencia y brutalidad que salpica a tantos hogares y familias de nuestro país, nos quedamos desconcertados al pensar que admitimos pertenecer a la comunidad de los bautizados en el nombre de Jesucristo. La práctica de la violencia es incompatible con la fe en el Dios misericordioso. No podemos excusarnos de nuestra indiferencia, el predominio del mal avanza porque ni los cristianos de a pie, ni los gobernantes de allá arriba tenemos la entereza y la determinación de poner un límite. Ningún solitario Quijote podrá enfrentar a los delincuentes. La sociedad, el gobierno y el Estado tenemos que sumarnos, porque va de por medio la vida de todos.

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