DIOS SÍ DA LA CARA
Is 40, 1-5. 9-11; 2 Pe 3,8-14; Mc 1,1-18
Juan Bautista, lo mismo que Isaías, fueron figuras
proféticas que consolaron y animaron a unos oyentes pasmados por la
desesperanza y el sufrimiento. El profeta que tradicionalmente ha sido llamado
Segundo Isaías sabe de lo que está hablando. Dios mostrará su gloria. El tiempo
sombrío del exilio y la opresión en Babilonia llegará a su fin en semanas. No
hay lugar para la aflicción, sino para la esperanza. El profeta entendió que su
misión era consolar y animar a sus hermanos, atrapados en el pantano del
destierro. El profeta del Jordán también está cierto que Dios ofrece una segunda
oportunidad a Israel. Ese mundo nuevo se cimentará en el interior de cada
persona que reconozca su adicción al mal, confiese sus pecados, reciba el
bautismo y se comprometa a dejarse guiar por el auxilio de Dios. Jesús, el
enviado de Dios, está llegando.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 30,19.30
Pueblo de Sión, mira que el Señor va a venir para
salvar a todas las naciones y dejará oír la majestad de su voz para alegría de
tu corazón.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y misericordioso, haz que ninguna
ocupación terrena sirva de obstáculo a quienes van presurosos al encuentro de
tu Hijo, antes bien, que el aprendizaje de la sabiduría celestial, nos lleve a
gozar de su presencia. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Preparen el camino del Señor.
Del libro del profeta Isaías: 40, 1-5. 9-11
"Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice
nuestro Dios. Hablen al corazón de Jerusalén y díganle a gritos que ya terminó
el tiempo de su servidumbre y que ya ha satisfecho por sus iniquidades, porque
ya ha recibido de manos del Señor castigo doble por todos sus pecados".
Una voz clama: "Preparen el camino del Señor
en el desierto, construyan en el páramo una calzada para nuestro Dios. Que todo
valle se eleve, que todo monte y colina se rebajen; que lo torcido se enderece
y lo escabroso se allane. Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los
hombres la verán". Así ha hablado la boca del Señor.
Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas
nuevas para Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a
Jerusalén. Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de Judá: "Aquí
está su Dios.
Aquí llega el Señor, lleno de poder, el que con su
brazo lo domina todo. El premio de su victoria lo acompaña y sus trofeos lo
anteceden. Como pastor apacentará su rebaño; llevará en sus brazos a los
corderitos recién nacidos y atenderá solícito a sus madres".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 84, 9ab-10.1l-12.13-14.
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al
Salvador.
Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz
para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor
habitará en la tierra. R/.
La misericordia y la verdad se encontraron, la
justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia
vino del cielo. R/.
Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra
tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá
siguiendo sus pisadas. R/.
SEGUNDA LECTURA
Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva.
De la segunda carta del apóstol san Pedro: 3, 8-14
Queridos hermanos: No olviden que para el Señor, un
día es como mil años y mil años, como un día. No es que el Señor se tarde, como
algunos suponen, en cumplir su promesa, sino que les tiene a ustedes mucha
paciencia, pues no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan.
El día del Señor llegará como los ladrones.
Entonces los cielos desaparecerán con gran estrépito, los elementos serán
destruidos por el fuego y perecerá la tierra con todo lo que hay en ella.
Puesto que todo va a ser destruido, piensen con
cuánta santidad y entrega deben vivir ustedes esperando y apresurando el
advenimiento del día del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por
el fuego, y se derretirán los elementos.
Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y
esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por lo
tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan todo su empeño en
que el Señor los halle en paz con él, sin mancha ni reproche. Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 3, 4. 6
R/. Aleluya, aleluya.
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus
senderos, y todos los hombres verán la salvación de Dios. R/.
EVANGELIO
Enderecen los senderos del Señor.
Del santo Evangelio según san Marcos: 1, 1-8
Éste es el principio del Evangelio de Jesucristo,
Hijo de Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito: He aquí que yo envío
a mi mensajero delante de ti, a preparar tu camino. Voz del que clama en el
desierto: "Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos".
En cumplimiento de esto, apareció en el desierto
Juan el Bautista predicando un bautismo de conversión, para el perdón de los
pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de
Jerusalén; reconocían sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido
con un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Proclamaba: "Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno
ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus
sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el
Espíritu Santo". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Salgamos al encuentro del Señor, que se acerca a
nosotros con designios de paz, y presentémosle confiados nuestra plegaria.
Digamos confiadamente: Ven Señor Jesús. (R/. Ven Señor Jesús.)
Para que la Iglesia viva alegre, sin inquietarse
por nada, y, llena de esperanza, crea que el Señor está cerca de ella, roguemos
al Señor.
Para que nuestro tiempo, con la ayuda de Dios, goce
de seguridad, de alegría y de paz, roguemos al Señor.
Para que el Señor, con su venida, conforte los
corazones abatidos y fortalezca las rodillas que se doblan, roguemos al Señor.
Para que nuestra fe crea firmemente en los dones
que Dios nos promete y, ayudados por la gracia divina, nos dispongamos a
recibir los auxilios que él nos envía, roguemos al Señor.
Señor Dios, grande en el amor, que llamas a los
humildes al esplendor de tu reino, escucha nuestra oración y endereza nuestro
camino hacia ti; abaja los montes elevados de nuestra soberbia, para que
celebremos con fe ardiente la venida de Jesucristo, tu Hijo. Él, que vive y
reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes
súplicas y ofrendas, y puesto que no tenemos méritos en qué apoyarnos, nos
socorra el poderoso auxilio de tu benevolencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Cristo, Señor y Juez de la historia
En verdad es justo darte gracias, es nuestro deber
cantar en tu honor himnos de bendición y de alabanza, Padre todopoderoso,
principio y fin de todo lo creado. Tú nos has ocultado el día y la hora en que
Cristo, tu Hijo. Señor y juez de la historia, aparecerá sobre las nubes del
cielo, revestido de poder y de gloria. En aquel día terrible y glorioso pasará
la figura de este mundo y nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva. E] mismo
Señor que entonces se nos mostrará lleno de gloria, viene ahora a nuestro
encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la
fe y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de su Reino. Por eso,
anhelando su venida gloriosa, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el
himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Bar 5, 5; 4, 36
Levántate, Jerusalén, sube a lo alto, para que
contemples la alegría que te viene de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Saciados por el alimento que nutre nuestro
espíritu, te rogamos, Señor, que, por nuestra participación en estos misterios,
nos enseñes a valorar sabiamente las cosas de la tierra y a poner nuestro
corazón en las del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
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