UN ECUMENISMO AMPLIO
Is 60, 1-6; Sal 7; 1 Ef 2, 3.5-6; Mt 2,1-12
El profeta Isaías no se cierra dentro de un
judaísmo estrecho sino que se revela abierto y ecuménico: "caminarán los
pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu alborada (v. 3)". El
llamado tercer Isaías es muy sensible a los grandes horizontes de fe y de
esperanza, como lo atestigua la célebre proclamación profética del capítulo 61,
que leen en clave mesiánica tanto el judaísmo como Jesús (Lc 4, 18-19). Tal
actitud sigue exhibiéndose en el Evangelio de Mateo por medio de los magos. Son
extranjeros, provenientes de un Oriente lejano y, al mismo tiempo,
protagonistas de la narración de la estrella de Belén. Sólo ellos logran
distinguida del resto de las estrellas e interpretar su significado. En
síntesis, las lecturas hablan de un ecumenismo amplio, no sólo entre
cristianos, sino entre la fe cristiana y las otras religiones.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. M13, 1; 1 Cro 19, 12
Miren que ya viene el Señor todopoderoso; en su
mano están el reino y la potestad y el imperio.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que en este día manifestaste a tu Unigénito
a las naciones, guiándolas por la estrella, concede a los que ya te conocemos
por la fe, que lleguemos a contemplar la hermosura de tu excelsa gloria. Por
nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La gloria del Señor alborea sobre ti.
Del libro del profeta Isaías: 60, 1-6
Levántate y resplandece, Jerusalén, porque ha
llegado tu luz y la gloria del Señor alborea sobre ti. Mira: las tinieblas
cubren la tierra y espesa niebla envuelve a los pueblos; pero sobre ti resplandece
el Señor y en ti se manifiesta su gloria. Caminarán los pueblos a tu luz y los
reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta los ojos y mira alrededor: todos se reúnen y vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces verás esto radiante de alegría; tu corazón se alegrará y se ensanchará cuando se vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos y dromedarios, procedentes de Madián y de Efá. Vendrán todos los de Sabá trayendo incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 71, 2.7-8.10-11.12-13.
R/. Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Comunica, Señor, al rey tu juicio, y tu justicia al
que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a
tu pueblo justamente. R/.
Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz,
era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la
tierra. R/.
Los reyes de Occidente y de las islas le ofrecerán
sus dones. Ante él se postrarán todos los reyes y todas las naciones. R/.
Al débil librará del poderoso y ayudará al que se
encuentra sin amparo; se apiadará del desvalido y pobre y salvará la vida al
desdichado. R/.
SEGUNDA LECTURA
También los paganos participan de la misma herencia
que nosotros.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 3,
2-3a. 5-6
Hermanos: Han oído hablar de la distribución de la
gracia de Dios, que se me ha confiado en favor de ustedes. Por revelación se me
dio a conocer este misterio, que no había sido manifestado a los hombres en
otros tiempos, pero que ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos
apóstoles y profetas: es decir, que por el Evangelio, también los paganos son
coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la
misma promesa en Jesucristo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Mt 2, 2
R/. Aleluya, aleluya.
Hemos visto su estrella en el Oriente y hemos
venido a adorar al Señor. R/.
EVANGELIO
Hemos venido de Oriente para adorar al rey de los
judíos.
Del santo Evangelio según san Mateo: 2, 1-12
Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey
Herodes. Unos magos de Oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron:
"¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir
su estrella y hemos venido a adorarlo".
Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel".
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: "Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo". Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
En los lugares donde se acostumbre, pueden
anunciarse, después del Evangelio, las fiestas movibles del año en curso de
acuerdo con el formulario que propone el MR, en la p. 1339 (1329).
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Presentemos, hermanos, nuestras oraciones al Señor
en este día santo en que Dios ha manifestado su poder a las naciones, la
salvación a los pueblos y a nosotros la luz radiante de su gloria:
Por la santa Iglesia de Dios, para que ilumine a
los hombres con la luz que resplandece en el rostro de Cristo, disipe las
tinieblas de los que viven en el error y dé ánimo a los fieles, para que, con
valentía hagan brillar la luz del Evangelio ante todas las naciones, roguemos
al Señor.
Por las Iglesias que acaban de nacer en los
diversos pueblos, para que su juventud y vigor sean levadura de vida para todas
las comunidades cristianas, roguemos al Señor.
Por los pueblos que aún no han sido iluminados por el
Evangelio y por aquellos que, habiendo conocido a Cristo, han abandonado el
camino de la verdad, para que confiesen a Cristo como Señor y lo adoren como
Dios verdadero, roguemos al Señor.
Por nosotros que hemos sido llamados de las
tinieblas a la luz admirable de Cristo, para que nos afiancemos en la fe
verdadera y sigamos con fidelidad las enseñanzas del Evangelio, roguemos al
Señor.
Escucha nuestras oraciones, Dios todopoderoso y
eterno, y haz que los que hemos conocido y adorado a tu Hijo, Rey y Señor de
todos los pueblos, vivamos siempre como hijos de la luz y nos esforcemos para
iluminar con la luz de Cristo a todos los pueblos y naciones. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira con bondad, Señor, los dones de tu Iglesia, que
no consisten ya en oro, incienso y mirra, sino en lo que por esos dones se
representa, se inmola y se recibe como alimento, Jesucristo, Señor nuestro. Él,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
PREFACIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno.
Porque hoy iluminaste a todos los pueblos revelándoles el misterio de nuestra salvación en Cristo, y al manifestarse Él en nuestra naturaleza mortal nos restauraste con la nueva gloria de su inmortalidad.
Por eso con los ángeles y los arcángeles, y con todos los coros celestiales, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 2, 2
Hemos visto su estrella en el Oriente y venimos con
regalos a adorar al Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNION
Te pedimos, Señor, que tu luz celestial siempre y
en todas partes vaya guiándonos, para que contemplemos con ojos puros y
recibamos con amor sincero el misterio del que quisiste hacernos partícipes.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Is 60, 1-6; Sal 7; 1 Ef 2, 3.5-6; Mt 2,1-12
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
Levanta los ojos y mira alrededor: todos se reúnen y vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces verás esto radiante de alegría; tu corazón se alegrará y se ensanchará cuando se vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos y dromedarios, procedentes de Madián y de Efá. Vendrán todos los de Sabá trayendo incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Del salmo 71, 2.7-8.10-11.12-13.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
R/. Aleluya, aleluya.
Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel".
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: "Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo". Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Amén.
Porque hoy iluminaste a todos los pueblos revelándoles el misterio de nuestra salvación en Cristo, y al manifestarse Él en nuestra naturaleza mortal nos restauraste con la nueva gloria de su inmortalidad.
Por eso con los ángeles y los arcángeles, y con todos los coros celestiales, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
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