jueves, 20 de julio de 2023

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20230723

 

 


«La paciencia de Dios. El Señor y Creador del universo, Dios, que ha hecho todas las cosas y las ha dispuesto con orden, se ha mostrado no solamente lleno de amor a los hombres, sino también paciente. Él ha sido siempre, es y seguirá siendo el mismo: caritativo, bueno, dulce, veraz; él solo es bueno. Sin embargo, cuando concibió su grande e inefable plan, sólo se lo comunicó a su Hijo único. Mientras que mantenía en el misterio el plan de su sabiduría y lo reservaba, parecía descuidamos y no preocuparse de nosotros. Pero cuando lo reveló por medio de su Hijo amado y manifestó lo que había preparado desde el principio, nos lo ofreció todo a la vez: la participación en sus beneficios, la visión y la inteligencia. ¿Quién de nosotros hubiera podido esperarlo? Dios, pues, lo había dispuesto todo aparte con su Hijo: pero, hasta estos últimos tiempos, nos ha permitido dejamos llevar por nuestras inclinaciones desordenadas, arrastrados por los placeres y las pasiones. No es que él se complaciera lo más mínimo en nuestros pecados: únicamente toleraba ese tiempo de iniquidad sin darle su consentimiento. Preparaba el tiempo actual de la justicia para que, convencidos de haber sido indignos de la vida durante este período por razón de nuestros pecados, nos hiciéramos dignos ahora por la bondad divina, y que después de habernos mostrado incapaces de entrar por nosotros mismos en el Reino de Dios, por su poder nos hacíamos capaces ... Dios no nos ha odiado, ni rechazado, no ha guardado rencor, sino que durante mucho tiempo ha tenido paciencia con nosotros» (Carta a Diogneto. [Texto anónimo de finales del siglo 11]).

 

 

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