martes, 9 de enero de 2024

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA 20240114

 


«Juan era tan amigo del Novio, no buscaba su propia gloria, sino que daba testimonio a favor de la verdad. ¿Acaso quiso que sus discípulos se quedasen con él en lugar de seguir al Señor? No, él mismo muestra a sus discípulos a quién deben de seguir De hecho, lo tenían por el Cordero; pero él dice: He ahí el Cordero de Dios. ¿K qué nos aprovecha el Cordero de Dios? Afirma, el que quita el pecado del mundo. Le siguieron, oído esto, los dos que estaban con Juan. Veamos lo que sigue. Jesús, al volverse y ver que lo seguían, les dice: ¿Qué buscáis? Ellos dijeron: Rabí... ¿dónde habitas? no lo seguían como si ya le estuvieran adheridos, porque es manifiesto cuando se le adhirieron porque los llamó de la barca. Entre estos dos, en efecto, estaba Andrés, como habéis oído hace un momento. Ahora bien, Andrés era hermano de Pedro y por el evangelio sabemos que de la barca llamó el Señor a Pedro y Andrés, diciendo: Venid tras de mí, y os haré pescadores de hombres. Y desde entonces se le adhirieron ya, para no retroceder. Respecto a que estos dos, pues, le siguen al instante, no le siguen como para no retroceder, sino que quieren ver dónde vive y hacer lo que está escrito: Tu pie desgaste el umbral de sus puertas; levántate para venir a él asiduamente y sé instruido por sus preceptos. Él les mostró dónde permanecía; vinieron y estuvieron con él. ¡Qué feliz día pasaron, qué feliz noche! ¿Quién hay que nos diga lo que ellos oyeron al Señor? También nosotros edifiquemos y hagamos una casa en nuestro corazón, para que venga él y nos enseñe; dialogue con nosotros» (San Agustín [354-430]. Evangelio de Juan 7,8-9).

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