Virginia Brandt Berg
Fuente: www.tommyswindow.com
En la capilla Wesley, monumento histórico de Londres, hay un hermoso vitral que lleva la siguiente inscripción: “Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará Tu mano y me asirá Tu diestra”1.
Hay otro versículo en el que el salmista se hace eco del deseo de alejarse de todo. Dice: “¡Quien me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría”2. Pero él conocía el secreto para hallar ese sitio magnífico, apartado del ajetreo cotidiano, y nos lo reveló: “El Señor me sustentaba”3.
Este mundo a diario tira de nosotros hacia abajo; pero también existe una fuerza que nos impulsa hacia arriba, hacia el propio corazón de Dios. Si lees Su Palabra, le abres tu corazón y aguardas a que Él te hable, hallarás todas las fuerzas que necesitas. El problema es que muchas personas intentan arreglárselas por su cuenta, con la esperanza de que de algún modo lograrán superar sus dificultades. Echan a andar antes de tener alas. Pero fíjate en lo que dice este versículo. Primero una se renueva; luego puede correr y caminar.
1. Sal 139, 9-10
No hay comentarios:
Publicar un comentario