En 1948, en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, se escribía: «La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado» (artículo 16, 3). Paradójicamente hoy se proponen nuevos derechos, como la libertad para abortar, la mal entendida salud reproductiva que prevé la esterilización de millones de mujeres o la promoción de las campañas económicas de control demográfico, el reconocimiento de las parejas de hecho y de las uniones homosexuales, etc. Se trata de "reivindicaciones" que atentan contra el concepto de familia considerado en aquellos momentos por la comunidad internacional.¿Qué ha pasado?.
Esta declaración que despertó la conciencia moral del mundo, se ha quedado pequeña y resulta incómoda para muchas conciencias que se han deformado.
Estos "nuevos derechos" no sólo van contra la familia, sino que ante todo atentan contra la persona y contra la comunidad humana, son comportamientos contrarios a la realidad de la persona humana. Paradójicamente, el ser humano es capaz de comportarse de manera totalmente contraria a su humanidad. Hay que subrayar que la afirmación, según la cual, la familia es el núcleo natural y fundamental de la sociedad, no es sólo un deseo o un programa; es más bien una constatación de hecho. Olvidar o alterar esta realidad no puede traer ningún beneficio a la sociedad. No se cambia la realidad humana, personal o social, cambiando simplemente de ideología.
El desmantelamiento de la familia es visto, por algunos movimientos o ambientes culturales, como una señal de «progreso». ¿Cuáles son las bases culturales y filosóficas de esta cultura? ¿Por qué tiene tanta influencia en la sociedad? ¿Cómo es posible que haya tantas personas y grupos que se dedican con tanto «fervor» y pasión a atacar una institución natural tan bella como la familia, fundada sobre el matrimonio?.
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