lunes, 3 de octubre de 2011

¡Qué poder, las bendiciones!


Intentemos  comprender que algo grande tiene lugar cuando recibimos la bendición de un  sacerdote. La bendición es un desbordamiento de la Divina Santidad.
A través de la bendición se abre el tesoro del Corazón Divino de Jesús, para derramar una lluvia de gracias sobre las almas y ayuda para el cuerpo. Por medio de la bendición, se recibe la fuerza y el deseo de buscar el bien, de evitar el mal, de gozar de protección contra el poder del maligno La buena voluntad es reforzada, las iniciativas reciben Providencia particular, la debilidad es fortalecida, los pensamientos y las intenciones son espiritualizadas y neutralizadas todas las malas influencias. Está claro que cuando se recibe la bendición, los beneficios se reciben según la medida de nuestra fe; Dios Nuestro Señor es infinitamente rico y podemos recibir sin medida.
Es un gran privilegio recibir la bendición, aunque no se pueda comprender cuanta misericordia llega por medio de ella.
Recibamos pues, la santa Bendición sinceramente por que sus gracias entran solamente en el corazón humilde. Recibamos la bendición con buena voluntad y con la mejor intención para que pueda penetrar en lo  profundo de nuestro corazón y produzca los frutos.

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