“La Iglesia peregrina es, por su naturaleza, misionera, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y de la misión del Espíritu Santo, según el propósito de Dios Padre” [1]
“Por eso todo el pueblo de Dios con todos sus miembros e instituciones tiene el deber de anunciar el evangelio a toda criatura; debe proclamar siempre a Cristo muerto y resucitado y ofrecer la salvación a todos los hombres llamándolos a una conversión y a una revelación de los planes salvíficos de Dios a través de la misión de la Iglesia.
“Por eso Cristo da sentido a todas la inspiraciones y decisiones humanas e ilumina toda la vida.
“A partir de la persona llamada a la comunión con Dios y con los hombres, el Evangelio debe penetrar en su corazón, en sus experiencias y modelos de vida, en su cultura y ambientes para hacer una nueva humanidad con hombres nuevos y encaminar a todos hacia una nueva manera de ser, de juzgar, de vivir, y convivir.[2]
“Por eso el objetivo de nuestra jornada no es simplemente que otros evangelicen, sino que todos evangelicemos, que la Iglesia sea siempre consciente de su misión evangelizadora; así la buena noticia, el anuncio de la vida de la salvación penetrarán en todo sector humano, en todos aspectos de la realidad del hombre, en la cultura, en todo pueblo para formar una sola familia y se realice el mandato de Cristo “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”[3]
¿A quienes hay que llevar el evangelio?
A los cristianos católicos a través de la actividad llamada “Pastoral” para que todos vivan la fe que como bautizados profesan.
Existen otros cristianos que no pertenecen a la Iglesia Católica, por que se han separado de ella a través de los siglos, pero que la Iglesia desea ardientemente verlos de nuevo reunidos “ en un solo rebaño bajo un solo pastor” según el deseo de Cristo, Son: Los Ortodoxos de las Iglesias Orientales, los Protestantes divididos en muchas denominaciones. La acción de la Iglesia para restablecer la unidad es el ECUMENISMO.
A los no cristianos, a través de la actividad misionera, que se desarrolla sobre todo en aquellas regiones donde aún la mayoría no ha oído hablar de Cristo, por ejemplo: Africa, Asia, Oceanía y algunas regiones de América.
Hay en el mundo muchos hombres ateos (sin religión), a quienes la Iglesia desea también conducir a la fe y a la conversión.
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