LA SANTÍSIMA TRINIDAD Ciclo A
Domingo 11 de junio 2017
UNA LARGA Y AMOROSA ENTREGA
Tanto el libro del Éxodo como el capítulo tercero
del Evangelio de san Juan, se ocupan de la intimidad de Dios. Es obvio que no
podemos afirmar con certeza plena quién es Dios. Sin embargo, quienes recibimos
el don de la fe y comprendemos que se introdujo en la historia de un pueblo
para desvelar su rostro a todos los pueblos, deletreamos que el rasgo
preponderante es su amorosa compasión. En la fórmula de auto revelación del
Éxodo, Dios se presenta como compasivo, paciente, misericordioso y fiel. Un
Dios con un par de "brazos" asimétricos, el de la compasión, es un
brazo largo que siempre consigue abrazar a los hijos más distantes; el brazo de
la justicia está amputado, por decirlo de alguna manera, pues solamente
sanciona el mal por unas pocas generaciones. De ese Dios amoroso hemos recibido
la oferta de vida más generosa, a través de su hijo Jesús, que se volcó
desmedidamente como servidor de todos y en particular, de los pequeños y
débiles.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Bendito sea Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
porque ha tenido misericordia con nosotros.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los
hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios Padre, que al enviar al mundo la Palabra de
verdad y el Espíritu santificador, revelaste a todos los hombres tu misterio
admirable, concédenos que, profesando la fe verdadera, reconozcamos la gloria
de la eterna Trinidad y adoremos la Unidad de su majestad omnipotente. Por
nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Yo soy el Señor, el Señor Dios, compasivo y
clemente.
Del libro del Éxodo: 34, 4-6. 8-9
En aquellos días, Moisés subió de madrugada al
monte Sinaí, llevando en la mano las dos tablas de piedra, como le había
mandado el Señor. El Señor descendió en una nube y se le hizo presente. Moisés
pronunció entonces el nombre del Señor, y el Señor, pasando delante de él,
proclamó: "Yo soy el Señor, el Señor Dios, compasivo y clemente, paciente,
misericordioso y fiel".
Al instante, Moisés se postró en tierra y lo adoró,
diciendo: "Si de veras he hallado gracia a tus ojos, dígnate venir ahora
con nosotros, aunque este pueblo sea de cabeza dura; perdona nuestras
iniquidades y pecados, y tómanos como cosa tuya". Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Daniel 3, 52. 53. 54. 55. 56.
R/. Bendito seas para siempre, Señor.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito sea tu nombre santo y glorioso. R/.
Bendito seas en el templo santo y glorioso. Bendito
seas en el trono de tu reino. R/.
Bendito eres tú, Señor, que penetras con tu mirada
los abismos y te sientas en un trono rodeado de querubines. Bendito seas,
Señor, en la bóveda del cielo. R/.
SEGUNDA LECTURA
Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor
del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con ustedes.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los
corintios: 13, 11-13
Hermanos: Estén alegres, trabajen por su
perfección, anímense mutuamente, vivan en paz y armonía. Y el Dios del amor y
de la paz estará con ustedes. Salúdense los unos a los otros con el saludo de
paz. Los saludan todos los fieles. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el
amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con ustedes. Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Apoc 1,8
R1. Aleluya, aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al
Dios que es, que era y que vendrá. R/.
EVANGELIO
Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo se
salvara por él.
Del santo Evangelio según san Juan: 3, 16-18
"Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su
Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida
eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el
mundo se salvara por él. El que cree en él no será condenado; pero el que no
cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios". Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a Dios, Padre entrañable, que por
Jesucristo nos ha revelado su amor y que escucha complacido los gemidos
inefables con que el Espíritu intercede por nosotros respondiendo: Santísima
Trinidad, escúchanos. (R/. Santísima Trinidad, escúchanos.)
Para que Dios Padre, Creador todopoderoso del
Universo, lleve el mundo a su plenitud y haga nacer aquel cielo nuevo y aquella
tierra nueva que nos ha prometido, en la que la humanidad entera encontrará la
felicidad y podrá contemplar su rostro glorioso, roguemos al Señor.
Para que el Hijo Unigénito de Dios, que se hizo
hombre para desposarse con la Iglesia, infunda en ella un amor semejante al
suyo, como corresponde a su condición de esposa amada, roguemos al Señor.
Para que el Espíritu del Señor, que enriquece al
mundo con sus dones, sea padre para los pobres, consuelo para los tristes,
salud para los enfermos y fuerza para los decaídos, roguemos al Señor.
Para que los que conocemos el misterio de la vida
íntima de Dios, uno en tres Personas, tengamos celo para anunciarlo a quienes
lo desconocen, a fin de que también ellos encuentren gozo y descanso en Dios,
que se nos ha revelado como Padre, Hijo y Espíritu Santo, roguemos al Señor.
Padre fiel y misericordioso, que enviaste al mundo
a tu Hijo Unigénito y quisiste que tu Espíritu fuera para nosotros principio de
vida, constructor de unida y fuente de amor, escucha nuestras oraciones,
fortalece nuestra fe e inspíranos sentimientos de paz y de esperanza para que,
reunidos en la comunión de tu Iglesia, bendigamos siempre tu nombre glorioso y
santo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por la invocación de tu nombre, santifica, Señor,
estos dones que te presentamos y transfórmanos por ellos en una continua
oblación a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El misterio de la Santísima Trinidad.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Que con tu Hijo único y el Espíritu Santo, eres un solo
Dios, un solo Señor, no en la singularidad de una sola persona, sino en la
trinidad de una sola sustancia. Y lo que creemos de tu gloria, porque tú lo
revelaste, eso mismo lo afirmamos de tu Hijo y también del Espíritu Santo, sin
diferencia ni distinción. De modo que al proclamar nuestra fe en la verdadera y
eterna divinidad, adoramos a tres personas distintas, en la unidad de un solo
ser e iguales en su majestad. A quien alaban los ángeles y los arcángeles, y
todos los coros celestiales, que no cesan de aclamarte con una sola voz: Santo,
Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Ga 4, 6
Porque ustedes son hijos de Dios, Dios infundió en
sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: Abbá, Padre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la recepción de este sacramento y nuestra
profesión de fe en la Trinidad santa y eterna, y en su Unidad indivisible, nos
aprovechen, Señor, Dios nuestro, para la salvación de cuerpo y alma. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Una lectura
superficial del Antiguo Testamento puede darnos la impresión de habernos
encontrado con un Dios implacable, que se apresura a desarraigar de la tierra a
los pecadores. Nada más incompleto que esa simplificación burda del Dios, que
ama intensamente a su pueblo. Quien conozca con detalle la historia de Israel
comprenderá las recurrentes prácticas idolátricas cometidas por los dirigentes,
pero también por el pueblo llano. Esa historia escrita con migraciones y
rupturas no puede interpretarse sin la persistente determinación de un Dios
decidido a cuidar a su pueblo. La plenitud de ese amor se nos desvela en Jesús,
que vive volcado permanentemente hacia las mujeres, los enfermos y los
marginados de toda condición. Él se decidió a quitar el entramado de prejuicios
y mentiras que sumen en la desesperanza a la gente sencilla, que sufre la
pobreza y la discriminación. Conviene preguntarnos corno cristianos, si en esta
hora ¿ocultamos o transparentamos ese rostro compasivo de Dios?
No hay comentarios:
Publicar un comentario