viernes, 13 de octubre de 2017

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20171015



UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Estas parábolas de la misericordia no son cuentos de hadas, tampoco las podemos desechar como producto de la ingenuidad. Dios es el primero de todos los realistas. Nos conoce mejor de lo que nosotros conocemos a nuestros hijos. Sabe de nuestra fragilidad y miseria y ya ni siquiera le extraña. Nosotros, los padres de familia, estamos tan afectados por las limitaciones humanas que nos desesperamos ante los conflictos y riñas de nuestros hijos y terminamos abollando nuestra credibilidad. Dios en cambio no se involucra, no cae en nuestras provocaciones, sino que se complace en perdonarnos porque sabe de nuestra fragilidad. Esta confianza plena en la misericordia de Dios no es en manera alguna un aliciente para abusar de su magnanimidad, sino una invitación a no perder la esperanza en nuestra reconciliación final.

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