miércoles, 24 de abril de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20190428


Nuestra vida y nuestras actitudes cotidianas son transparentes. Los demás observan lo que hacemos y sacan sus conclusiones. El capítulo quinto de los Hechos de los Apóstoles nos presenta de manera creíble la vida de la primera comunidad cristiana. Es una comunidad vigorosa y congruente que vive al servicio de su Señor y que atiende con calidez y eficacia a los hermanos que sufren. Enfermos y oprimidos por el mal alcanzan la curación. Esas señales vuelven creíble a la comunidad que evangeliza. No es una iglesia perfecta, puesto que los episodios de mezquindad y ambición siguen presentes en la persona de Ananías y Safira. Sin embargo, el balance es más que favorable. La lección mantiene su vigencia. Somos una iglesia urgida de credibilidad. Las marcas de nuestra fragilidad nos exhiben como una iglesia pecadora, necesitada de conversión y llamada a servir a los necesitados en nombre de Jesús.

No hay comentarios:

Publicar un comentario