sábado, 6 de abril de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20190407




Predicar la misericordia divina sin mover un dedo para vivir esa misma misericordia con las personas que sostienen posturas ideológicas distintas a nosotros, es una tomadura de pelo. Creer en el Dios compasivo y misericordioso, que nos revela el Señor Jesús en este Evangelio no es algo muy demandante. Otra cosa muy diferente, es dialogar, interactuar e incluir en nuestro diario vivir a aquellas personas que ni de lejos piensan como nosotros. En esta sociedad polarizada donde abundan los líderes populistas, expertos en confrontar al "nosotros" del pueblo bueno que dicen representar, con todos los demás, a quien llaman "ellos", es decir, con todos los que no acatan los planteamientos simplistas del populismo; resultaría contrario al espíritu evangélico de la misericordia y la compasión y contrario también al más fundamental espíritu democrático.


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