viernes, 21 de junio de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20190623




En una sociedad que se deslumbra por el disfrute de los goces inmediatos y que no gusta de adquirir responsabilidades y deberes permanentes, parece demasiado ingenua la invitación a perder la vida a fin de ganarla. Más aún, cuando se percibe un desencanto con los ideales encaminados a edificar un mundo mejor y parecen prevalecer los egoísmos nacionalistas, se angosta más la posibilidad de comprender la paradoja del crucificado. No hay que extrañarse, la cruz de Cristo fue considerada desde los primeros tiempos como una necedad o un escándalo a los ojos de judíos y paganos. La manera de presentar congruentemente el misterio pascual de Jesucristo es viviendo en conformidad con él. Quienes se despreocupen, aunque sea de manera parcial de cuidar sus propios intereses y vivan generosamente, atendiendo las necesidades de los demás, están testimoniando la permanencia del camino cristiano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario