LOS HECHOS HABLAN
Is 35, 1-6. 10; Sant 5, 7-10; Mt 11,2-11
Sabemos que el Señor Jesús se mantuvo al inicio de
su vida pública cercano al círculo de los discípulos de Juan Bautista. Al tomar
su propio camino se allegó de sus propios seguidores; es comprensible que entre
ambos colectivos surgieran roces y malentendidos. En este contexto podemos
situar el envío de dos discípulos de Juan a interrogar a Jesús. La pregunta es
una sola: ¿Jesús es el enviado de Dios o no lo es? Las palabras en beneficio
propio no son atendibles, por eso mismo Jesús apela a la fuerza de los hechos.
Los enviados podrán referir las acciones salvadoras cumplidas por el Maestro de
Nazaret en favor de los enfermos y desgraciados. La agudeza de Juan y la sensatez
de cualquier persona bien dispuesta podrá responderla. Quien realice tales
gestos de autoridad, remediando la situación de los afligidos por el
sufrimiento, no lo podría hacer sin la aprobación de Dios.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Flp 4, 4. 5
Estén siempre alegres en el Señor, les repito,
estén alegres. El Señor está cerca.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que contemplas a tu pueblo esperando
fervorosamente la fiesta del nacimiento de tu Hijo, concédenos poder alcanzarla
dicha que nos trae la salvación y celebrarla siempre, con la solemnidad de
nuestras ofrendas y con vivísima alegría. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Dios mismo viene a salvarnos.
Del libro del profeta Isaías: 35, 1-6. 10
Esto dice el Señor: "Regocíjate, yermo
sediento. Que se alegre el desierto y se cubra de flores, que florezca como un
campo de lirios, que se alegre y dé gritos de júbilo, porque le será dada la
gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón.
Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de
nuestro Dios. Fortalezcan las manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes.
Digan a los de corazón apocado: ¡Animo! No teman. He aquí que su Dios, vengador
y justiciero, viene ya para salvarlos'.
Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos y los
oídos de los sordos se abrirán. Saltará como un venado el cojo y la lengua del
mudo cantará. Volverán a casa los rescatados por el Señor, vendrán a Sión con
cánticos de ' jubilo, coronados de perpetua alegría; serán su escolta el gozo y
la dicha, porque la pena y la aflicción habrán terminado".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 145, 6c-7. 8-9a. 9bc-10.
R/. Ven, Señor, a salvarnos.
El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien
hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al
cautivo. R/.
Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al
agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado. R/.
Ala viuda y al huérfano sustenta y trastorna los
planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina
por siglos. R/.
SEGUNDA LECTURA
Manténganse firmes, porque el Señor está cerca.
De la carta del apóstol Santiago: 5, 7-10
Hermanos: Sean pacientes hasta la venida del Señor.
Vean cómo el labrador, con la esperanza de los frutos preciosos de la tierra,
aguarda pacientemente las lluvias tempraneras y las tardías. Aguarden también
ustedes con paciencia y mantengan firme el ánimo, porque la venida del Señor
está cerca.
No murmuren, hermanos, los unos de los otros, para
que el día del juicio no sean condenados. Miren que el juez ya está a la
puerta. Tomen como ejemplo de paciencia en el sufrimiento a los profetas, los
cuales hablaron en nombre del Señor. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Is 61, 1
R/. Aleluya, aleluya.
El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado
para anunciar la buena nueva a los pobres. R/.
EVANGELIO
¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a
otro?
Del santo Evangelio según san Mateo: 11, 2-11
En aquel tiempo, Juan se encontraba en la cárcel, y
habiendo oído hablar de las obras de Cristo, le mandó II preguntar por medio de
dos discípulos: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a
otro?".
Jesús les respondió: "Vayan a contar a Juan lo
que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan
limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan ya los pobres celes
anuncia el Evangelio. Dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí".
Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a
hablar a la gente acerca de Juan: "¿Qué fueron ustedes ayer en el
desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? No. Pues entonces, ¿qué fueron a
ver? ¿A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten con lujo
habitan en los palacios. ¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un profeta? Sí, yo se lo
aseguro; y a uno que es todavía más que profeta. Porque de él está escrito: He
aquí que yo envío a mi mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el
camino. Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno
más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los
cielos, es todavía más grande que él". Palabra del Señor. Gloria a ti,
Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo
futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Confortados por el anuncio de la venida del Señor,
oremos, hermanos, mientras esperamos confiadamente nuestra total liberación.
Digamos confiadamente: R/. Ven Señor Jesús.
Para que Dios visite a la santa Iglesia con su venida
y la gobierne con su asistencia, roguemos al Señor.
Para que con la tutela divina nuestros tiempos sean
tranquilos y nuestra vida feliz, roguemos al Señor.
Para que el Señor con su venida cure los dolores de
los enfermos, dé paz y alegría a los que no la tienen y libre al mundo de todos
los males, roguemos al Señor.
Para que quienes ahora recordamos con piedad la
primera venida del Señor en la carne, merezcamos participar también con gozo en
su gloriosa aparición al final de los tiempos, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo y, con
la fuerza de tu amor, mantén nuestro caminar hacia el que ha de venir, para
que, perseverando con paciencia, hagamos madurar las semillas que tú mismo
siembras en nuestros corazones y las hagamos fructificar con acción de gracias.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que este sacrificio, Señor, que te ofrecemos con
devoción, nunca deje de realizarse, para que cumpla el designio que encierra
tan santo misterio y obre eficazmente en nosotros tu salvación. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
PREFACIO III DE ADVIENTO
CRISTO, SEÑOR Y JUEZ DE LA HISTORIA
V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, es nuestro deber
cantar en tu honor himnos de bendición y de alabanza, Padre todopoderoso, principio
y fin de todo lo creado.
Tú nos has ocultado el día y la hora en que Cristo,
tu Hijo, Señor y Juez de la historia, aparecerá revestido de poder y de gloria,
sobre las nubes del cielo.
En aquel día terrible y glorioso pasará la figura
de este mundo y nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva.
El mismo Señor que se nos mostrará entonces lleno
de gloria viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada
acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de
la esperanza dichosa de su reino.
Por eso, mientras aguardamos su última venida, unidos
a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Is 35, 4
Digan a los cobardes: "¡Ánimo, no teman!;
miren a su Dios: viene en persona a salvarlos".
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Imploramos, Señor, tu misericordia, para que estos
divinos auxilios nos preparen, purificados de nuestros pecados, para celebrar
las fiestas venideras. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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