En la antigüedad, varios grupos, con nombres exóticos, negaron la realidad de Jesús. Los docetistas, por ejemplo, insistieron en que la humanidad de Jesús fue solo un velo que la Segunda Persona de la Trinidad asumió, para condescender a los seres humanos. Los gnósticos, sostuvieron que la humanidad de Jesús fue una prisión en la que el espíritu del Mesías fue atrapado. Los monofisitas, creían que la humanidad de Jesús fue absorta por su divinidad hasta que casi desapareció. Hoy, son pocos los que proponen tales doctrinas extrañas. Sin embargo, se puede negar la resurrección de formas más prácticas. Se la niega, viviendo sin la esperanza que el Señor llevó con su resurrección. Se la niega, ignorando a los pobres, que son las imágenes de Cristo. Se la niega, haciendo daño al cosmos, que es como el cuerpo prolongado de Cristo.
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