DOMINGO II DE CUARESMA Ciclo B Domingo 25 de febrero 2024
HAY QUE SEGUIR CAMINANDO, CREYENDO Y ESPERANDO
Gén 22, 1-2. 9-13-15-16; Sal 117; Rom 8, 31-34; Mc 9,2-10
Leído desde la historia de las religiones, nuestro capítulo del Génesis
registraría el descubrimiento de que Dios no quiere sacrificios humanos, sino
que exige la sumisión y acepta su expresión en el sacrificio de animales. Pero
el autor define la historia como una "prueba". Por tanto, Abrahán
está expuesto a una prueba importante porque tiene que sacrificar a un hijo que
ama, agarrarse de las promesas de Dios y seguir caminando, creyendo, y
esperando. Es precisamente la necesidad de seguir creyendo y esperando lo que
Jesús intentar imbuir en sus discípulos predilectos por medio de su
transfiguración en el Evangelio de hoy. Este episodio se orienta a que los
discípulos recobren fuerzas ante las duras palabras de Jesús sobre el camino
doloroso del Mesías, camino que ha de ser compartido por sus seguidores
iluminados por la verdadera identidad de Jesús y su destino último.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 24, 6. 3. 22
Mi corazón me habla de ti diciendo: "Busca su rostro". Tu faz
estoy buscando, Señor; no me escondas tu rostro.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor, Dios, que nos mandaste escuchar a tu Hijo muy amado, dígnate
alimentamos íntimamente con tu palabra, para que, ya purificada nuestra mirada
interior, nos alegremos en la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor
Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El sacrificio de nuestro patriarca Abraham.
Del libro del Génesis: 22, 1-2. 9-13. 15-18
En aquel tiempo, Dios le puso una prueba a Abraham y le dijo:
"¡Abraham, Abraham!". El respondió: "Aquí estoy". Y Dios le
dijo: "Toma a tu hijo único, Isaac, a quien tanto amas; vete a la región
de Moria y ofrécemelo en sacrificio, en el monte que yo te indicaré".
Cuando llegaron al sitio que Dios le había señalado, Abraham levantó un
altar y acomodó la leña. Luego ató a su hijo Isaac, lo puso sobre el altar,
encima de la leña, y tomó el cuchillo para degollarlo.
Pero el ángel del Señor lo llamó desde el cielo y le dijo:
"¡Abraham, Abraham!". Él contestó: "Aquí estoy". El ángel
le dijo: "No descargues la mano contra tu hijo, ni le hagas daño. Ya veo
que temes a Dios, porque no le has negado a tu hijo único".
Abraham levantó los ojos y vio un carnero, enredado por los cuernos en
la maleza. Atrapó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
El ángel del Señor volvió a llamar a Abraham desde el cielo y le dijo:
"Juro por mí mismo, dice el Señor, que por haber hecho esto y no haberme
negado a tu hijo único, yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las
estrellas del cielo y las arenas del mar. Tus descendientes conquistarán las
ciudades enemigas. En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la
tierra, porque obedeciste a mis palabras". Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 115, 10. 15, 16-17, 18-19.
R/. Siempre confiaré en el Señor.
Aun abrumado de desgracias, siempre confié en Dios. A los ojos del
Señor es muy penoso que mueran sus amigos. R/.
De la muerte, Señor, me has librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu
esclava. Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre. R/.
Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo, en medio de su
templo santo, que está en Jerusalén. R/.
SEGUNDA LECTURA
Dios nos entregó a su propio Hijo.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 31-34
Hermanos: Si Dios está a nuestro favor, ¿quién estará en contra
nuestra? El que no nos escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no va a estar dispuesto a dárnoslo todo, junto con su Hijo?
¿Quién acusara a los elegidos de Dios? Si Dios mismo es quien los perdona,
¿quién será el que los condene?
¿Acaso Jesucristo, que murió, resucitó y está a la derecha de Dios para
interceder por nosotros? Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO cfr. Mt 17, 5
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre, que decía:
"Este es mi Hijo amado; escúchenlo". R/.
EVANGELIO
Éste es mi Hijo amado.
Del santo Evangelio según san Marcos: 9, 2-10
En aquel tiempo, Jesús tomó aparte a Pedro, a Santiago y a Juan, subió
con ellos a un monte alto y se transfiguró en su presencia. Sus vestiduras se
pusieron esplendorosamente blancas, con una blancura que nadie puede lograr
sobre la tierra. Después se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con
Jesús.
Entonces Pedro le dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué a gusto estamos
aquí! Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para
Elías". En realidad no sabía lo que decía, porque estaban asustados.
Se formó entonces una nube, que los cubrió con su sombra, y de esta
nube salió una voz que decía: "Éste es mi Hijo amado; escúchenlo". En
ese momento miraron alrededor y no vieron a nadie sino a Jesús, que estaba solo
con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó que no contaran a nadie
lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los
muertos. Ellos guardaron esto en secreto, pero discutían entre sí qué querría
decir eso de "resucitar de entre los muertos". Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder
de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la
carne y la vida eterna.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, al Padre de la misericordia, árbitro de nuestros
actos y Dios que escudriña lo profundo de nuestros corazones, y, con espíritu
contrito, pidámosle que escuche la oración de su pueblo penitente: (R/.
Escúchanos, Señor.)
Para que Dios conceda a sus fieles vivir estos días de Cuaresma con
verdadero espíritu de penitencia y prepararse a celebrar con fruto el
sacramento del perdón. Roguemos al Señor.
Para que quienes se han apartado del camino del bien y han muerto a
causa del pecado escuchen en estos días de Cuaresma la voz del Hijo de Dios y
vivan, roguemos al Señor.
Para que Dios inspire sentimientos de caridad a los que tienen riquezas
y multiplique los bienes de la tierra en bien de todos, roguemos al Señor.
Para que la penitencia cuaresmal aleje de nosotros el amor desordenado
a los bienes visibles y sane nuestra aridez espiritual con el deseo de los
bienes del cielo. Roguemos al Señor.
Señor, Padre santo, que no perdonaste a tu Hijo, sino que lo entregaste
por nosotros, pecadores, escucha nuestras súplicas y fortalécenos en la
obediencia a la fe, para que, siguiendo en todas las huellas de Jesucristo,
seamos transfigurados con él en la luz de la gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te rogamos, Señor, que estos dones borren nuestros pecados y
santifiquen el cuerpo y el alma de tus fieles, para celebrar dignamente las
fiestas pascua1es. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
La transfiguración del Señor.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar; Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque él mismo, después de anunciar su
muerte a los discípulos, les mostró en el monte santo el esplendor de su
gloria, para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas, que la pasión
es el camino de la resurrección. Por eso, como los ángeles te cantan en el
cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar: Santo,
Santo, Santo ...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 17. 5
Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; escúchenlo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al recibir, Señor, este glorioso sacramento, queremos darte gracias de
todo corazón porque así nos permites, desde este mundo, participar ya de los
bienes del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Bendice, Señor, a tus fieles con una bendición perpetua, y haz que de
tal manera acojan el Evangelio de tu Hijo, que puedan debida y felizmente
desear y alcanzar la gloria que él manifestó a los apóstoles. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
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