En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No acumulen ustedes
tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los
ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien, acumulen tesoros en el
cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que
perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, ahí también
está tu corazón.
Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están
sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu
cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que
oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!"
Reflexión
En este pasaje, Jesús nos da dos grandes enseñanzas, la primera sobre
el riesgo de atesorar, lo cual desvía el corazón del hombre y con mucha
facilidad lo aparta de Dios, y la segunda, sobre el uso de nuestros ojos, los
cuales son la fuente de luz u oscuridad para el corazón. Ya que estamos siendo
testigos de la invasión de pornografía en todos los ámbitos de nuestra vida.
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