El Evangelio de
san Lucas 19,1-10 proclama de manera decidida el mensaje de la misericordia
divina. Lo hace a través de parábolas típicas del tercer Evangelio. En la
tradición de san Lucas encontramos igualmente un insistente llamado a la
conversión. Misericordia divina y conversión humana como dos dimensiones
inseparables de la salvación. El episodio de san Lucas lo ilustra de forma muy
transparente. El encuentro del recaudador con Jesús es una oferta de salvación.
La mirada de Jesús es un llamado personalizado a la conciencia de Zaqueo. El
entusiasmo con el cual el recaudador responde al llamado transparenta su
voluntad de reorientar su vida. No es un entusiasmo pasajero, sino un reajuste
decisivo en su forma de vivir. Restablecerá las relaciones justas con las
víctimas que había agraviado, devolviéndoles al cuatro por uno lo robado. Y
para mostrar agradecimiento por la gratuidad del perdón recibido, repartirá la
mitad de los bienes a los pobres. Gestos y decisiones que mantienen su validez
en todo proceso de conversión.
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