viernes, 8 de noviembre de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20191110



Cuando se vive atrapado por esperas a corto plazo se complica demasiado mantenerse abierto a la trascendencia. Una mentalidad marcadamente positivista pretende negar que exista algo más allá de la cortina de la muerte. Ni los que creemos en la vida eterna, ni quienes la niegan, disponemos de evidencias para comprobar nuestras convicciones. Unos creemos en la resurrección, otros –aunque no lo reconozcan—creen en la aniquilación. Quienes hemos recibido el don de la fe cristiana, confesamos que la fidelidad de Dios se ha estrenado de manera excepcional al rescatar a Jesús del dominio de la muerte. No podríamos confesar a Dios como Padre justo y fiel si hubiese dejado abandonado al único que merece el nombre de justo, a Jesús crucificado. Los primeros sorprendidos con la victoria del resucitado, fueron sus discípulos más próximos. En estos acontecimientos se arraiga la esperanza que nos da vida.

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