martes, 19 de noviembre de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20191117



Quienes utilizan la violencia y el poder económico para obtener cuantiosas ganancias se alejan del camino del Señor. El creyente que no secunda ni se subordina ante los delincuentes padece hostigamiento y violencia. Tales dinámicas no solamente ocurrían en los tiempos bíblicos, sino que todavía perduran en nuestro país. La esperanza cristiana que nos comunica el Señor Jesús nos garantiza el auxilio y la asistencia del Espíritu en la hora dela prueba: "todos los odiarán por causa mía". La fidelidad a Jesucristo nunca ha resultado cómoda. Tampoco es producto de nuestro protagonismo heroico. Algo nos corresponde hacer para perseverar en el camino cristiano; sin embargo, conviene recordar siempre que será la presencia del Señor Jesús la que nos mantendrá de pie. La vocación profética y sacerdotal que recibimos en el bautismo se tendrá que traducir en actitudes congruentes. No podemos ser cristianos y participar en las dinámicas de la corrupción y la violencia imperantes.

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