Entre las promesas y los discursos
de quienes se presentan como benefactores y servidores del pueblo y las
acciones que realizan, suele haber una gran brecha. El Evangelio nos recuerda
esta denuncia del Señor Jesús, cuando anima a los discípulos a conseguir los
primeros puestos a través del servicio. La ejemplaridad del genuino Rey de
Reyes (Apoc 19, 16) radica en que sacrifica su vida y su seguridad a fin de que
nadie más siga viviendo como víctima de los abusos que los dirigentes
religiosos y los jefes políticos tramaban contra los humildes y los pequeños.
La realeza del Señor Jesús excluye el despliegue de la fuerza y la coacción.
Jesús nos anima a ejercer formas de autoridad basadas en la congruencia y la
ejemplaridad. La autoridad del Rey Jesús brota de la completa identidad entre
su mensaje y su vida. Las declaraciones donde se presenta como servidor son
sustentadas por su actitud de entrega sin límites a los necesitados.
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