jueves, 21 de noviembre de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20191124




Entre las promesas y los discursos de quienes se presentan como benefactores y servidores del pueblo y las acciones que realizan, suele haber una gran brecha. El Evangelio nos recuerda esta denuncia del Señor Jesús, cuando anima a los discípulos a conseguir los primeros puestos a través del servicio. La ejemplaridad del genuino Rey de Reyes (Apoc 19, 16) radica en que sacrifica su vida y su seguridad a fin de que nadie más siga viviendo como víctima de los abusos que los dirigentes religiosos y los jefes políticos tramaban contra los humildes y los pequeños. La realeza del Señor Jesús excluye el despliegue de la fuerza y la coacción. Jesús nos anima a ejercer formas de autoridad basadas en la congruencia y la ejemplaridad. La autoridad del Rey Jesús brota de la completa identidad entre su mensaje y su vida. Las declaraciones donde se presenta como servidor son sustentadas por su actitud de entrega sin límites a los necesitados.


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