sábado, 8 de octubre de 2022

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20221009



«¿Dónde están los otros nueve? (Lc 17, 17). Después de haber ofendido a nuestro Bienhechor por nuestra indiferencia ante las muestras de su benevolencia, no hemos sido abandonados por la bondad del Señor ni excluidos de su amor, antes bien, Nuestro Señor Jesucristo nos ha sacado de la muerte y restituido a la vida. La manera de haber sido salvados es digno de una admiración mayor todavía. El cual, siendo de condición divina, no consideró como presa codiciable es ser igual a Dios. Al contrario, se despojó de su grandeza, tomó la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres (Flp 2, 6·7). Él tomó nuestra debilidad, cargó con nuestros dolores, fue muerto por nosotros para salvamos, sus heridas nos curaron. Él nos ha rescatado de la maldición haciéndose maldito por nosotros. Padeció la muerte más infame para conducimos a la vida de la gloria. Y no sólo restituyó la vida a los que yacían en la muerte, sino que los revistió con la dignidad divina y les preparó en el descanso eterno una felicidad que sobrepasa toda imaginación humana. ¿Cómo pagaremos, pues, al Señor todo lo que nos ha hecho? Es tan bueno que no nos pide nada como recompensa de sus beneficios: se contenta con que le amemos» (San Basilio Magno [329-379]. Grandes Reglas monásticas). 



No hay comentarios:

Publicar un comentario