Durante un discurso ante el rezo del Ángelus en el Vaticano,
el Papa Francisco comentó que, en general, lo primero Que hacemos cuando vemos
que alguien se equivoca es ir y contado a los demás. En vez de este chismorreo,
lo que debemos hacer es practicar la corrección fraterna. Se trata de un tema
que es antiguo (véase Mt 18, 15-20) y también delicado, porque necesita dos
actitudes. Necesita la actitud de tolerancia hacia la persona que se equivoca;
y también una firmeza que no abandona a la persona en sus errores. La
corrección fraterna se practica no sólo con cada persona, sino también con
sociedades enteras que están afligidas por el pecado social. Quizá el ejemplo
acogedor y firme de Jesús en los Evangelios puede ser un punto de referencia en
nuestros intentos de practicar esta corrección tan necesaria.
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