«La gente se lo impedía, esto es, la costumbre de los vicios, que era
la que increpaba al ciego para que no pidiese la luz, es también la que impide
que laqueo vea a Jesús; pero así como el ciego gritando más fuerte venció a la
turba, así este pequeño, dejando las cosas de la tierra y subiendo al árbol de
la cruz, se levanta sobre la turba. El sicómoro, pues, que es un árbol de hojas
semejantes al moral, pero de más altura, se llama higuera salvaje o sin fruto;
también la cruz del Salvador alimenta, como la higuera, a los que creen en Él;
pero los incrédulos se burlan de la cruz creyéndola estéril. A este árbol (de
la cruz) se sube el pequeño laqueo para elevarse; y dice, como todo humilde y
que conoce su propia debilidad: No quiero gloriarme en otra cosa más que en la
cruz de Nuestro Señor Jesucristo (Gál 6, 14). En sentido espiritual puede
decirse que laqueo, término que quiere decir: "justificado'; significa al
pueblo creyente que nacería de los gentiles, a pesar de que por las preocupaciones
que tenía por las cosas temporales vivía como oprimido y empequeñecido, pero
fue santificado por Dios; deseó ver al Salvador cuando entró en Jericó
queriendo participar de la fe que trajo al mundo. (... ) Se dice que laqueo es
hijo de Abraham, no porque hubiese nacido de su estirpe, sino porque lo imitó
en su fe, y así como aquél abandonó su país y la casa de su padre, así éste
abandonaba también sus bienes distribuyéndolos a los pobres. Muy oportunamente
dice: Porque él también, por cuanto declara que no sólo quienes viven bien,
sino aquellos que dejan la mala vida, pertenecen a los hijos de la promesa»
(San Beda el Venerable [c.673 -735]).
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