jueves, 20 de marzo de 2025

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20250323

 



«Eran los sectarios de Judas de Galilea, de los que hace mención san Lucas en los Hechos de los apóstoles (Hch 5, 36) diciendo que no se debía llamar señora nadie. Por lo que muchos de ellos, que no reconocían al César como a señor, fueron castigados por Pilato. Decían también que no convenía ofrecer a Dios otras víctimas que las designadas en la ley de Moisés, por lo que prohibían ofrecer las víctimas establecidas por el pueblo por la salud del emperador y del pueblo romano. Indignado Pilato por esto contra ellos, mandó sacrificarlos entre las mismas víctimas que se ofrecían según la ley, de modo que la sangre de los que ofrecían se mezcló con la de las víctimas ofrecidas. Y creyendo el vulgo que estos galileos habían padecido con justicia este castigo porque habían escandalizado al pueblo y excitado el odio de los súbditos contra los magistrados, contaron esto al Salvador deseando conocer lo que opinaba sobre ello. Y el Señor dijo que obraban mal. Sin embargo, no dijo que los que padecían estas penas fueran peores que los que no las padecían. Por lo cual prosigue: "Les respondió Jesús: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas?! Queriendo el Señor separar a los pueblos de las insurrecciones internas concitadas con pretexto de la religión, añade: Mas si no hiciereis penitencia, todos pereceréis de la misma manera y vuestra sangre se mezclará con la de vuestras víctimas» (San Cirilo de Alejandría [370-444], in Cat. graec. Patr).

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