EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20250323

«Eran los sectarios de Judas
de Galilea, de los que hace mención san Lucas en los Hechos de los apóstoles
(Hch 5, 36) diciendo que no se debía llamar señora nadie. Por lo que muchos de
ellos, que no reconocían al César como a señor, fueron castigados por Pilato.
Decían también que no convenía ofrecer a Dios otras víctimas que las designadas
en la ley de Moisés, por lo que prohibían ofrecer las víctimas establecidas por
el pueblo por la salud del emperador y del pueblo romano. Indignado Pilato por
esto contra ellos, mandó sacrificarlos entre las mismas víctimas que se
ofrecían según la ley, de modo que la sangre de los que ofrecían se mezcló con
la de las víctimas ofrecidas. Y creyendo el vulgo que estos galileos habían
padecido con justicia este castigo porque habían escandalizado al pueblo y
excitado el odio de los súbditos contra los magistrados, contaron esto al
Salvador deseando conocer lo que opinaba sobre ello. Y el Señor dijo que
obraban mal. Sin embargo, no dijo que los que padecían estas penas fueran
peores que los que no las padecían. Por lo cual prosigue: "Les respondió
Jesús: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás
galileos, porque han padecido estas cosas?! Queriendo el Señor separar a los
pueblos de las insurrecciones internas concitadas con pretexto de la religión,
añade: Mas si no hiciereis penitencia, todos pereceréis de la misma manera y
vuestra sangre se mezclará con la de vuestras víctimas» (San Cirilo de
Alejandría [370-444], in Cat. graec. Patr).
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