domingo, 16 de marzo de 2025

Evangelio del 17 de marzo 2025 Lucas 6, 36-38

 



En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.
 
Den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos».
 
Reflexión
 
El tiempo de la cuaresma nos invita a descubrirnos como pecadores, como personas necesitadas del amor y la misericordia de Dios.
 
Y es importante llegar a ser conscientes de esta realidad, ya que solamente cuando uno reconoce lo insignificante que es, su corazón se puede abrir a los hermanos. Ordinariamente, las personas soberbias, déspotas y egoístas no han tenido nunca la experiencia de encontrarse con sus debilidades y darse cuenta de que, no sólo no son mejores que la gente a la que han juzgado o maltratado, sino que, incluso muchas veces han sido peores que los demás.
 
Cuando sientas el impulso de juzgar o de condenar, mira un poco en tu interior y descubrirás que no eres mejor que los demás, y que a pesar de esto, Dios te ama y te muestra su misericordia, seguramente esta mirada interior te llevará a amar, a perdonar y a ayudar a tu hermano.

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