Para muchos, parece que la fe es el centro y el único elemento necesario de
la vida cristiana. En cambio, para el teólogo alemán, Jürgen Moltmann, mientras
que la fe tiene la prioridad, ya que la vida cristiana empieza con ella y se
impregna de ella, es la esperanza lo que posee la primacía. Sin la esperanza,
la fe en Jesucristo pierde su motivación y, por lo tanto, se extingue el faro
que los cristianos siempre han necesitado para guiarse en las tinieblas. Lo que
es aún más, la esperanza no es sólo una virtud personal que los individuos
poseen dentro de sus almas; sino que es también el principio revolucionario que
provoca la transformación de un mundo de injusticia y violencia en una imagen
de ese reino de Dios que Jesús encarna y por el cual dio su vida para
establecerlo.
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