En esta cultura de las "noticias falsas" y del
predominio de la emotividad y la credulidad, se nos complica aceptar o siquiera
buscar la verdad. Damos por descontado que nosotros disponemos de la verdad
completa. Cuando estas actitudes se entrometen en el ámbito religioso resultan
más perjudiciales. La cerrazón que exhiben los dirigentes de Israel no ha
desaparecido. Las circunstancias y los fanáticos son otros, pero seguimos
observando situaciones de polarización y conflicto entre personas que defienden
formas de entender la familia, las relaciones económicas, la educación de manera
muy dispar. Los rasgos del fanatismo derivan de la superioridad moral. Los
fariseos descalifican como hereje a Jesús por violentar el sábado y al ciego
que pedía limosna, por descifrar la salvación de Dios con otros criterios.
¡Vaya ironía! Los ciegos alegamos disponer de vista y estamos queriendo abrir
los ojos de quienes realmente ven.
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