jueves, 27 de febrero de 2020

Las tentaciones de Jesús




Evangelio según san Mateo 4,1-11

En aquel tiempo, Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer y, al final, tuvo hambre. Entonces se le acercó el tentador y le dijo: "Si tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes". Jesús le respondió: "Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios".
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: "Si eres el Hijo de Dios, échate para abajo, porque está escrito: Mandará a sus ángeles que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para que no tropiece tu pie en piedra alguna". Jesús le contestó: "También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios".
Luego lo llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le hizo ver la grandeza de todos los reinos del mundo y le dijo: "Te daré todo esto, si te postras y me adoras". Pero Jesús le replicó: ''Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, ya él sólo servirás". Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles para servirle. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

La Iglesia nos presenta para este primer domingo de Cuaresma, las tentaciones de Jesús. Es curioso, cómo inmediatamente después del Bautismo de Jesús, donde aparecen todos los grandes signos y el Padre habló reconociendo en Jesús a su Hijo amado, al que pidió "obedézcanle, y el Espíritu Santo se posa sobre El... ahora, de repente, Jesús movido por el Espíritu, decide retirarse al desierto para orar, sabiendo que el demonio lo tentaría. Estos cuarenta días, son el significado de la prueba del Pueblo de Israel que pasó cuarenta años en el desierto.
Jesús, aun siendo Dios, aceptó el plan del Padre y se hizo un hombre verdadero. (En Palabras de San Pablo, se anonadó a sí mismo, buscando cumplir el deseo del Padre, para salvar a todos los humanos. Sin embargo, no estuvo exento de la tentación. Igual que todos los hombres.
La finalidad del diablo es separar de Dios y de su proyecto a los que tienta, aun presentando bienes mayores para cumplir. Pero Jesús siempre le recuerda la Escritura y cómo la tergiversación de la misma Biblia, nace del diablo. Éste es quien tergiversa las Sagradas Escrituras para acomodarlas y hacer salir del plan de salvación.
Este pasaje también recuerda las caídas del pueblo en su prueba, el deseo lícito de comer, poniendo en duda a Dios, el deseo de adorar otros falsos dioses (gran tentación del demonio), el poner a prueba a Dios.
La respuesta de Jesús es clara: Márchate, lárgate, apártate de mí (puede traducirse con varios verbos en español). Y esta respuesta es muy parecida a la que le dice a Pedro, cuando éste no desea que Jesús pase la prueba del sufrimiento y del dolor, "apártate de mí" no me estorbes en los planes, y le dice Satanás (que quiere significa el que distrae, molesta, el adversario, el enemigo que impide seguir el camino)

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