DOS ANCIANOS Y UN NIÑO
Mal 3.1-4; Heb 2, 14-18; Lc 2, 22-40
Simeón y Ana no aparecían en el entorno ordinario
del pequeño Jesús. Una familia del poblado montañoso de Nazaret parecía muy distante
de dos ancianos anclados en el templo de Jerusalén. Ambos eran israelitas que
mantenían firmemente conectada su vida con sus convicciones creyentes. Entre su
quehacer diario, sus afanes familiares, los anhelos del pueblo y las promesas
de Dios existía una clara conexión. Los israelitas padecían la prepotencia de
gobiernos extranjeros, los abusos de jueces venales y de soldados groseros.
Dios, sin embargo, no estaba ni distante ni ausente. Al contrario, aseguraban
que más temprano que tarde cambiaría la suerte de Israel. Faltaba saber cómo y
cuándo. El arribo del pequeño Jesús despeja la incógnita. En la frágil
humanidad del hijo de José y María, Dios haría realidad la salvación prometida.
No era recomendable quedarse atorado en la aparente debilidad del pequeño.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr Sal 47, 10-11
Meditamos, Señor los dones de tu amor, en medio de
tu templo. Tu alabanza llega hasta los confines de la tierra como tu fama. Tu
diestra está llena de justicia.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, suplicamos humildemente
a tu majestad que así como en este día fue presentado al templo tu Unigénito en
su realidad humana como la nuestra, así nos concedas, con el espíritu
purificado, ser presentados ante ti. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Entrará en el santuario el Señor, a quien ustedes
buscan
Del libro del profeta Malaquías: 3, 1-4
Esto dice el Señor: "He aquí que yo envío a mi
mensajero. Él preparará el camino delante de mí. De improviso entrará en el
santuario el Señor, a quien ustedes buscan, el mensajero de la alianza a quien
ustedes desean. Miren: Ya va entrando, dice el Señor de los ejércitos.
¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién
quedará en pie cuando aparezca? Será como fuego de fundición, como la lejía de
los lavanderos. Se sentará como un fundidor que refina la plata; como a la
plata y al oro, refinará a los hijos de Leví y así podrán ellos ofrecer, como
es debido, las ofrendas al Señor. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá
y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 23,7.8.9.10.
R/. El Señor es el rey de la gloria.
¡Puertas, ábranse de par en par; agrándense,
portones eternos, porque va a entrar el rey de la gloria! R/.
Y ¿quién es el rey de la gloria? Es el Señor,
fuerte y poderoso, el Señor, poderoso en la batalla. R/.
¡Puertas, ábranse de par en par; agrándense,
portones eternos, porque va a entrar el rey de la gloria! R/.
Y ¿quién es el rey de la gloria? El Señor, Dios de
los ejércitos, es el rey de la gloria. R/.
SEGUNDA LECTURA
Tenía que asemejarse en todo a sus hermanos.
De la carta a los hebreos: 2, 14-18
Hermanos: Todos los hijos de una familia tienen la
misma sangre; por eso, Jesús quiso ser de nuestra misma sangre, para destruir
con su muerte al diablo, que mediante la muerte, dominaba a los hombres, y para
liberar a aquellos que, por temor a la muerte, vivían como esclavos toda su
vida.
Pues como bien saben, Jesús no vino a ayudar a los
ángeles, sino a los descendientes de Abraham; por eso tuvo que hacerse
semejante a sus hermanos en todo, a fin de llegar a ser sumo sacerdote,
misericordioso con ellos y fiel en las relaciones que median entre Dios y los hombres,
y expiar así los pecados del pueblo. Como él mismo fue probado por medio del
sufrimiento, puede ahora ayudar a los que están sometidos a la prueba.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 2, 32
R/. Aleluya, aleluya.
Cristo es la luz que alumbra a las naciones y la
gloria de tu pueblo, Israel. R/.
EVANGELIO
Mis ojos han visto al Salvador.
Del santo Evangelio según san Lucas: 2, 22-40
Transcurrido el tiempo de la purificación de María,
según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para
presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito
varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un
par de tórtolas o dos pichones.
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón
justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el
Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes
al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y
María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley,
Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:
"Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu
siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu
Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos; luz que alumbra
a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel".
El padre y la madre del niño estaban admirados de
semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le
anunció: "Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en
Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto
los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el
alma".
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel,
de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete
años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo
ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó
en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que
aguardaban la liberación de Israel.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del
Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba
de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
ORACIÓN UNIVERSAL
Que nuestra oración, hermanos (as), se eleve a Dios
Padre todopoderoso, por el bien de toda la humanidad a la que Cristo ha venido
a iluminar con su presencia y a salvar por medio de la Iglesia.
1. Por la Iglesia de Dios: para que, por la vida de
sus fieles y el ministerio de sus sacerdotes, haga brillar ante los hombres la
luz de Cristo, Salvador de las naciones. Roguemos al Señor.
2. Por nuestros gobernantes: para que su labor sea
siempre de servicio, de justicia y de paz. Roguemos al Señor.
3. Por las madres de familias: para que reciban en
sus hogares el honor, la ayuda y la gratitud que merecen sus afanes de cada día
por el bienestar su familia. Roguemos al Señor.
4. Por los enfermos y todos los que sufren: para
que perseveren de la llamada de atención a la responsabilidad de todos.
Roguemos al Señor.
5. Por nosotros mismos, los aquí reunidos; y por
todos los miembros de nuestra parroquia: para que la manifestación del Señor en
la carne sea causa de edificación y vida, y no ocasión de caída y escándalo.
Roguemos al Señor.
Dios todopoderoso y eterno, que recibiste hoy en tu
templo a tu Unigénito, que se ofrecía por nosotros: te pedimos humildemente que
escuches nuestras oraciones. Por Jesucristo….
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que te sea grata, Señor, la ofrenda de tu Iglesia
desbordante de alegría, tú que quisiste que tu Unigénito te fuera ofrecido,
como Cordero inmaculado, para la vida del mundo. Él que vive y reina por los
siglos de los siglos.
PREFACIO
El misterio de la Presentación del Señor:
En verdad es justo y necesario es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno. Porque al ser presentado hoy en el templo tu Hijo,
eterno como tú, fue proclamado por el Espíritu Santo gloria de Israel y luz de
las naciones. Por eso, nosotros, al acudir hoy llenos de júbilo al encuentro
del Salvador, te alabamos con los ángeles, diciendo sin cesar: Santo, Santo,
Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 2, 30-31
Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has
puesto ante la vista de todos los pueblos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, por este santo sacramento que acabamos de
recibir, lleva a su plenitud en nosotros la obra de tu gracia, tú que colmaste
las esperanzas de Simeón; para que, así como él no vio la muerte sin que antes
mereciera tener en sus brazos a Cristo, así nosotros al salir al encuentro del
Señor, merezcamos alcanzar la vida eterna. Él, que vive y reina por los siglos
de los siglos.
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