sábado, 22 de febrero de 2020

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200223


En una sociedad polarizada por discursos de odio, fragmentada por el pensamiento binario que simplifica todo a una lucha entre blanco y negro, entre bien y mal, resulta complicado atender a la enseñanza evangélica. Las conductas facciosas se reproducen con facilidad. Un partido ataca a su adversario y recibe de inmediato una descalificación mayor. Un comentario desafortunado en las redes sociales desata una avalancha de insultos. Las etiquetas ofensivas se usan con descaro, olvidando que cada persona es alguien único que rebasa cualquier categoría estrecha. El camino de la reconciliación nacional exige desprendemos de actitudes tribales y sectarias. Nos urge aprender de los diferentes. Redescubrir la capacidad de admirar las bondades de los otros. La comunión, la convivencia, la empatía, el cuidado por el otro son los "milagros" que conviene multiplicar.

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