Una imagen equivocada de Dios puede producir resultados
inmensamente negativos. Por ejemplo, en la antigüedad, un grupo llamado
"los marcionistas" estaba tan escandalizado por la imagen de Dios que
creyeron encontrar en el Antiguo Testamento, la que consideraron cruda, que
rechazaron esa parte de la Biblia y aceptaron sólo ciertas partes del Nuevo
Testamento. La imagen demasiado "material" de Dios en la Biblia fue
inicialmente un obstáculo para la conversión de san Agustín. Para él, un Dios
tan material y humano no podía ser verdadero. Hoy día, ¿son problemáticas las
imágenes que nosotros proyectamos? En nuestras palabras, homilías, catecismos,
y acciones, ¿presentamos a una imagen de Dios exclusivo, vengativo o distante o
que, en cualquiera otra manera, no tiene nada que ver con el Dios que proclama
Jesucristo? Tenemos que estar atentos a la imagen de Dios que predicamos.
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