«Después de que Judas hubo marchado a delatarlo, dijo: Ahora es el Hijo
del hombre glorificado, disipando de este modo las reflexiones sombrías de los
discípulos y persuadiéndolos no sólo para que no se sintiesen abatidos, sino
incluso para que se regocijaran. Por ello siguió reprendiendo a Pedro, porque
es una gran gloria para el que ha caído bajo el poder de la muerte lograr una
victoria sobre la muerte. Esto es lo que había dicho de sí mismo: Cuando haya
sido elevado, entonces sabrán que yo soy. (...) Verdaderamente ¿no era gran
gloria que incluso después de la muerte pudiera realizar obras mayores que
antes de su muerte? En orden a que la resurrección ganase crédito, los
discípulos realizaron obras mayores. Si no estaba vivo y si no era Dios, ¿cómo
podían obrar tales milagros en su nombre? Y Dios lo glorificará. ¿Qué
significa: Dios también lo glorificará en sí mismo? Lo glorificará, esto es,
"por sus propios medios," no por medio de otro. Y/o glorificará
inmediatamente, esto es, en el mismo momento de la crucifixión. "No lo
glorificará al cabo de mucho tiempo", quiso decir, "ni esperará durante
un largo período después de la resurrección, ni sólo entonces revelará su
esplendor, sino que hará aparecer su resplandor en la misma cruz! De hecho: el
sol se oscureció, las rocas se rasgaron, la cortina del Templo se desgarró en
dos, muchos cuerpos de los santos que se habían dormido resucitaron: la tumba
tenía sellos y guardas sentados encima, y aunque la piedra yacía sobre el
cuerpo, el cuerpo resucitó. Cuarenta días pasaron y la abundante gracia del
Espíritu vino y todos los discípulos inmediatamente lo predicaron. Ése es el significado
de: lo glorificará, y lo glorificará inmediatamente, no por ángeles y
arcángeles, o por ningún otro poder, sino por sus propios medios» (San Juan
Crisóstomo [C. 347-407]. Evangelio de san Juan 3. Homilía 72, 2).
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