En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Dentro de poco
tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver". Algunos
de sus discípulos se preguntaban unos a otros: "¿Qué querrá decir con eso
de que: 'Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me
volverán a ver', y con eso de que: 'Me voy al Padre'?" Y se decían:
"¿Qué significa ese 'un poco'? No entendemos lo que quiere decir".
Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: "Están
confundidos porque les he dicho: 'Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro
de otro poco me volverán a ver'. Les aseguro que ustedes llorarán y se
entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su
tristeza se transformará en alegría".
Reflexión
En esta despedida de Jesús, les hace ver de nuevo a sus discípulos el
contraste entre la vida cristiana y la vida del mundo: "Ustedes se
entristecerán y el mundo se alegrará con mi partida".
Y es que el mundo nos propone como la verdadera fuente de la felicidad
un mundo sin Dios, en donde cada uno puede regir su vida como mejor le parezca.
Los cristianos, por el contrario, hemos entendido que la vida sin Dios es caos,
destrucción, angustia y soledad. Por ello la lucha en nuestro corazón continúa,
pues no faltan las invitaciones a vivir, si no toda nuestra vida, sí muchas
situaciones particulares (fiestas, negocios, relaciones en el noviazgo o el
matrimonio, etc.) al margen de Dios.
Si por nuestra debilidad nos hemos dejado llevar por estas
invitaciones, ¡ánimo!, el Señor no nos ha abandonado; y si te sientes ahorita
triste y desanimado porque tu vida atraviesa por un período en donde no sientes
la cercanía de Dios ¡ánimo! Jesús prometió que tu tristeza se convertirá en
gozo. Y Jesús no miente. ¡Ten fe!
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