martes, 4 de noviembre de 2025

Evangelio del 5 de noviembre 2025 Lucas 14, 25-33

 


En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo:” Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: "Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar". ¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz. Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo".

Comentario

"El Costo del Discipulado".

Este pasaje se dirige directamente a las grandes multitudes que seguían a Jesús, y tiene como objetivo filtrar a los seguidores superficiales, dejando claro que el discipulado no es un camino fácil ni una decisión a medias. Jesús no busca popularidad, sino un compromiso total.

 Reflexión y Desafío

 Este texto es una advertencia contra el "cristianismo fácil". Subraya que el discipulado es una decisión radical y de por vida que exige que Jesús sea el centro absoluto de la existencia. Es un llamado a la prioridad, el sacrificio y la perseverancia. Lo que se gana (la vida eterna y una relación profunda con Dios) supera infinitamente lo que se renuncia.

lunes, 3 de noviembre de 2025

Evangelio del 4 de noviembre 2025 Lucas 14, 15-24



En aquel tiempo, uno de los que estaban sentados a la mesa con Jesús le dijo: "Dichoso aquel que participe en el banquete del Reino de Dios”. Entonces Jesús le dijo: "Un hombre preparó un gran banquete y convidó a muchas personas. Cuando llegó la hora del banquete, mandó un criado suyo a avisarles a los invitados que vinieran, porque ya todo estaba listo. Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. Uno le dijo: "Compré un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me disculpes". Otro le dijo: "Compré cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego que me disculpes". Y otro más le dijo: "Acabo de casarme y por eso no puedo ir”. Volvió el criado y le contó todo al amo. Entonces el Señor se enojó y le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y a las calles de la ciudad y trae a mi casa a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”. Cuando regresó el criado, le dijo: "Señor, hice lo que me ordenaste, y todavía hay lugar". Entonces el amo respondió: "Sal a los caminos y a las veredas; insísteles a todos para que vengan y se llene mi casa. Yo les aseguro que ninguno de los primeros invitados participará de mi banquete"".

 

Comentario

 

Este pasaje nos presenta una escena profundamente simbólica: un hombre organiza un gran banquete e invita a muchos, pero los invitados comienzan a excusarse. Entonces, el anfitrión manda llamar a los pobres, los lisiados, los ciegos y los cojos, llenando su casa con quienes nunca habrían esperado ser incluidos.

¿Qué nos revela esta parábola?

•          La generosidad de Dios: El banquete representa el Reino de Dios, abierto a todos, especialmente a quienes son marginados o considerados “últimos” por la sociedad.

•          La urgencia de responder: Las excusas de los primeros invitados reflejan cómo las preocupaciones mundanas pueden alejarnos de lo esencial. El llamado divino requiere una respuesta libre y decidida.

•          La inclusión radical: Jesús rompe con las expectativas sociales y religiosas de su tiempo. El Reino no es exclusivo, sino expansivo, acogiendo a quienes están dispuestos a entrar, sin importar su condición.

•          Una advertencia velada: Quienes rechazan la invitación no solo pierden una comida, sino la comunión con Dios. Es un llamado a no dejar pasar la gracia por distracciones o comodidades.

 

Reflexión

 

¿Estamos aceptando la invitación al banquete de la vida eterna, o estamos demasiado ocupados con nuestras propias agendas? ¿Y cómo estamos invitando a otros, especialmente a los que menos tienen, a compartir esa mesa? 

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20251109



«El Señor habla a San Pedro y le dice: "Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella... "Aunque a todos los apóstoles confiere igual potestad después de su resurrección y les dice: "Así como me envió el Padre... sin embargo, para manifestar la unidad estableció una cátedra, y con su autoridad dispuso que el origen de esta unidad empezara por uno. Cierto que lo mismo eran los demás Apóstoles que Pedro, adornados con la misma participación de honor y potestad, pero el principio dimana de la unidad. A Pedro se le da el primado, para que se manifieste que es una la Iglesia de Cristo... El que no tiene esta unidad de la Iglesia ¿cree tener fe? El que se opone y resiste a la Iglesia, ¿Tiene la confianza de encontrarse dentro de la Iglesia? (...) El episcopado es uno solo, cuya parte es poseída por cada uno in solidum. La Iglesia también es una, la cual se extiende con su prodigiosa fecundidad en la multitud, a la manera que son muchos los rayos del sol, y un solo sol, y muchos los ramos de un árbol, pero uno solo el tronco fundado en firme raíz, y cuando varios arroyos proceden de un mismo manantial, aunque se haya aumentado su número con la abundancia de agua, se conserva la unidad de su origen. Separa un rayo del cuerpo del sol: la unidad no admite la división de la luz, corta un ramo del árbol: este ramo no podrá vegetar, ataja la comunicación del arroyo con el manantial y se secará. Así también la Iglesia, iluminada con la luz del Señor, extiende sus rayos por todo el orbe; pero una sola es la luz que se derrama por todas partes, sin separarse la unidad del cuerpo; con su fecundidad y lozanía extiende sus ramos por toda la tierra» (San Cipriano de Cartago [c. 200-259]. De la Unidad de la Iglesia. 4.5).

 

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20251109

Quienes hayan construido una casa saben por experiencia propia que es un proyecto que implica ahorros, privaciones y mucha dedicación. No se levanta de la noche a la mañana. San Pablo reafirma a los cristianos de Corinto lo que sabían desde el día de su bautismo: somos edificio de Dios. La comunidad que formamos los discípulos ha ido consolidándose gracias al esfuerzo de catequistas, evangelizadores y madres y padres de familia que nos han testimoniado la fe cristiana. Cuando se escucha regularmente la palabra de Dios en comunidad se coloca un cimiento; cuando se activa una iniciativa o un ministerio de atención a los enfermos se levanta una pared; cuando se vive la comunión, el perdón y la reconciliación como práctica cotidiana se afianzan puertas y ventanas. Por otra parte, cuando se vive la doble moral o se refugia en los rituales, olvidando las actitudes éticas, es como si el edificio fuera sacudido por un temblor oscilatorio y trepidatorio.


LA DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN Domingo 9 de noviembre 2025

 



«No conviertan en un mercado la casa de mi Padre»

 

Esta Basílica es la catedral de Papa. De entre todas iglesias de Occidente, está es la primera en antigüedad y dignidad (fue construida por el emperador Constantino hacía el año 320). Su nombre original es Basílica del Santísimo Salvador. La fiesta de esta dedicación ha de recordarnos que el ministerio del Papa, sucesor de Pedro, constituye para el pueblo el principio y el fundamento de la unidad.

 

Ez 47, 1-2. 8-9. 12; Sal 45; 1 Cor 3, 9-11. 16-17; Jn 2, 13-22

 

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Ap 21, 2

Vi que descendía del cielo, desde donde está Dios, la ciudad santa, la nueva Jerusalén, engalanada como una novia, que va a desposarse con su prometido.

 

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

Amén.

 

ORACIÓN COLECTA

Señor, tú que con piedras vivas y escogidas preparas una morada eterna para tu divinidad, derrama con abundancia sobre tu Iglesia la gracia que le has otorgado, para que tu pueblo fiel avance sin cesar en la construcción de la Jerusalén celestial. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

 

PRIMERA LECTURA

 

Vi salir agua del templo: era un agua que daba vida y fertilidad.

 

Del libro del profeta Ezequiel: 47, 1-2. 8-9. 12

 

En aquellos tiempos, un hombre me llevó a la entrada del templo. Por debajo del umbral manaba agua hacia el oriente, pues el templo miraba hacia el oriente, y el agua bajaba por el lado derecho del templo, al sur del altar.

Luego me hizo salir por el pórtico del norte y dar la vuelta hasta el pórtico que mira hacia el oriente, y el agua corría por el lado derecho.

Aquel hombre me dijo: “Estas aguas van hacia la región oriental; bajarán hasta el Arabá, entrarán en el mar de aguas saladas y lo sanearán. Todo ser viviente que se mueva por donde pasa el torrente, vivirá; habrá peces en abundancia, porque los lugares a donde lleguen estas aguas quedarán saneados y por dondequiera que el torrente pase, prosperará la vida. En ambas márgenes del torrente crecerán árboles frutales de toda especie, de follaje perenne e inagotables frutos. Darán frutos nuevos cada mes, porque los riegan las aguas que manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas, de medicina”.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 45, 2-3. 5-6. 8-9.

R/. Un río alegra a la ciudad de Dios.

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, quien en todo peligro nos socorre. Por eso no tememos, aunque tiemble, y aunque al fondo del mar caigan los montes. R/.

 

Un río alegra a la ciudad de Dios, su morada el Altísimo hace santa. Teniendo a Dios, Jerusalén no teme, porque Dios la protege desde el alba. R/.

 

Con nosotros está Dios, el Señor; es el Dios de Israel nuestra defensa. Vengan a ver las cosas sorprendentes que ha hecho el Señor sobre la tierra. R/.

 

SEGUNDA LECTURA

 

Ustedes son el templo de Dios.

 

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 3, 9-11. 16-17

 

Hermanos: Ustedes son la casa que Dios edifica. Yo, por mi parte, correspondiendo al don que Dios me ha concedido, como un buen arquitecto, he puesto los cimientos; pero es otro quien construye sobre ellos. Que cada uno se fije cómo va construyendo. Desde luego el único cimiento válido es Jesucristo y nadie puede poner otro distinto.

¿No saben acaso ustedes que son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Quien destruye el templo de Dios, será destruido por Dios, porque el templo de Dios es santo y ustedes son ese templo.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 2 Cro 7, 16

R/. Aleluya, aleluya.

He elegido y santificado este lugar, dice el Señor, para que siempre habite ahí mi nombre.

R/.

 

EVANGELIO

 

Jesús hablaba del templo de su cuerpo.

 

+ Del santo Evangelio según san Juan: 2, 13-22

 

Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: “Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre”.

En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.

Después intervinieron los judíos para preguntarle: “¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?”. Jesús les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré”. Replicaron los judíos: “Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”.

Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

PROFESIÓN DE FE

 

CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO

 

Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Amén.

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Hermanos, como miembros de la Iglesia, y ya que somos piedras vivas del

templo donde Dios habita con su pueblo, dirijamos nuestra oración al Padre y

supliquémosle por toda la humanidad.

Después de cada petición diremos: Escúchanos, Padre.

1. Por el Papa León y por la Iglesia de Roma para que, llenos de los dones del Espíritu Santo, puedan llevar a cabo su misión de presidir en la caridad a todas las comunidades del mundo. Oremos.

2. Por toda la Iglesia, cuerpo de Cristo y templo de Dios, para que sea sacramento de salvación que nos convierte en hijos de Dios y hermanos los unos de los otros. Oremos.

3. Por los obispos mexicanos, para que siempre sean asistidos por el Espíritu Santo.

Especialmente en la reunión que tendrán esta semana. Oremos.

4. Por toda la humanidad, para que descubra y responda a la llamada de Dios a ser piedras vivas edificadas sobre el fundamento de Jesucristo. Oremos.

5. Por las personas tentadas por el suicidio, para que encuentren en su comunidad el apoyo, el cuidado y el amor que necesitan y se abran a la belleza de la vida. Oremos.

6. Por todos nosotros, para que, fieles al Espíritu recibido en el Bautismo y alimentados con la Eucaristía, vivamos como Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo.

 

Oremos.

Escucha, Padre, las peticiones que te hemos dirigido en esta casa de oración, y

concédenos con abundancia lo que te hemos pedido con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, los dones que te presentamos y concédenos que podamos obtener en este lugar el fruto de tus sacramentos y el cumplimiento de nuestros deseos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PREFACIO

En verdades justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque en toda casa consagrada a la oración te has dignado quedarte con nosotros para hacernos, tú mismo, templos del Espíritu Santo, que brillen, sostenidos por tu gracia, con el esplendor de una vida santa.

Y porque con tu acción constante, santificas a la Iglesia, esposa de Cristo, simbolizada por estos edificios materiales, a fin de que, llena de gozo por la multitud de sus hijos, sea presentada a ti en la gloria del cielo.

Por eso, con todos los ángeles y los santos, te alabamos proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo...

 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 1 P 2, 5

Ustedes también son piedras vivas, que van entrando en la edificación del templo

espiritual, para formar un sacerdocio santo.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor Dios, que has querido darnos en tu Iglesia un signo visible de la Jerusalén del cielo, concédenos que, mediante la participación en este sacramento, nos transformes en templo de tu gracia y nos concedas entrar en la morada de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Reflexión 20251109


 

domingo, 2 de noviembre de 2025

Evangelio del 3 de noviembre 2025 Lucas 14, 12-14

 



En aquel tiempo, Jesús dijo al jefe de los fariseos que lo había invitado a comer: “Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos".

 

Reflexión

 

El evangelio de hoy es una invitación radical a la generosidad desinteresada. Jesús no solo cuestiona las costumbres sociales de su tiempo —donde se invitaba a quienes podían devolver el favor— sino que propone una lógica del Reino: dar sin esperar nada a cambio.

Jesús desafía la reciprocidad social. En lugar de invitar a amigos, familiares o vecinos ricos, llama a acoger a los marginados: pobres, lisiados, cojos y ciegos. Esta enseñanza refleja cómo Dios actúa: nos invita a su mesa sin que podamos “pagarle”. La recompensa no es terrenal, sino escatológica —“serás recompensado en la resurrección de los justos”.

Jesús pide que convirtamos la mesa en lugar de comunión, justicia y misericordia. No es solo un acto social, sino una expresión concreta del amor cristiano.