"Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia" (Lucas 12:13)
Esta frase refleja un conflicto humano universal sobre la justicia y la
distribución de bienes. Jesús responde con una parábola que advierte contra la
avaricia y la acumulación de riquezas, recordándonos que la vida no depende de
los bienes materiales.
La ironía de la herencia es que lo que debería ser un legado, se
convierte en una carga. Las disputas entre herederos, resentimientos, y una
falta de responsabilidad compartida lleva al abandono o mal uso de los bienes;
que sin una gestión ética y humana, por la falta de comunicación y la excesiva
judicialización en los procesos legales prolongados y costosos de herencia,
pueden perder todo su valor, no solo económico, sino también simbólico y
afectivo.
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