domingo, 14 de diciembre de 2025

Evangelio del 15 de diciembre 2025 Mateo 21, 23-27

 


En aquellos días, mientras Jesús enseñaba en el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo y le preguntaron: "¿Con qué derecho haces todas estas cosas? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?" Jesús les respondió: "Yo también les voy a hacer una pregunta, y si me la responden, les diré con qué autoridad hago lo que hago: ¿De dónde venía el bautismo de Juan, del cielo o de la tierra? “Ellos pensaron para sus adentros: "Si decimos que del cielo, él nos va a decir: 'Entonces, ¿por qué no le creyeron?' Si decimos que de los hombres, se nos va a echar encima el pueblo, porque todos tienen a Juan por un profeta". Entonces respondieron: "No lo sabemos”. Jesús les replicó: "Pues tampoco yo les digo con qué autoridad hago lo que hago".

 

Reflexión

 

Jesús, con sabiduría divina, no responde directamente, sino que les lanza una pregunta capciosa sobre el bautismo de Juan: "¿De dónde era el bautismo de Juan? ¿Del cielo o de los hombres?"

Esta táctica obliga a Sus oponentes a confrontar su propia convicción y miedo. Saben que Juan era un profeta de Dios (autoridad del cielo) según el pueblo, pero si lo admitían, tendrían que aceptar la autoridad de Jesús, a quien Juan había señalado.

Los líderes prefieren fingir ignorancia antes que arriesgar su estatus ante la gente o tener que someterse a la autoridad que viene de Dios. Su silencio revela que su principal preocupación no era la verdad o la justicia, sino mantener su poder y prestigio.

La verdadera autoridad de Jesús no reside en un nombramiento terrenal o en el reconocimiento de las estructuras de poder humanas, sino en Su origen divino y Su misión dada por el Padre.

A menudo, las personas, al igual que los líderes religiosos de la época, pueden estar dispuestas a alabar a Dios con palabras, pero se resisten a Su autoridad cuando esta exige un cambio en nuestras rutinas, un sacrificio de nuestro orgullo o una renuncia a nuestras propias fuentes de "autoridad" o control.

No podemos decir que creemos en Jesús si ignoramos o cuestionamos Su enseñanza y Su señorío sobre las áreas difíciles de nuestra vida.

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