martes, 30 de diciembre de 2025

RAÍCES DE NUESTRA FE 4 de enero 2026

 


Características de los Padres de la Iglesia. La mayoría de los estudiosos distinguen cuatro notas para determinar a quién se le puede atribuir este título. Antigüedad: la era de los Padres se concluye, en Occidente, con la muerte de san Isidoro de Sevilla (636), en Oriente con la muerte de san Juan Damasceno (750). Entre más antiguo sea un Padre más cerca estuvo de la convivencia con los Apóstoles o con quienes fueron sus discípulos o con los primeros cristianos. La antigüedad es testimonio del predominio de una creencia en el cuerpo doctrinal. Si un Padre antiguo menciona algún escrito o a un autor no se duda de su autenticidad. Santidad de vida: como maestros que fueron, es necesario que los Padres presenten en alto grado las virtudes cristianas, no sólo predicadas, sino vividas; esta nota constituye una garantía de la ortodoxia misma. No es necesario el título de santo, pero sí la fama de santidad. Ortodoxia (pureza) de la doctrina: como custodios de la tradición recibida de sus mayores, deben transmitirla inalterada a las generaciones futuras. Se excluye a los escritores abiertamente heréticos, cismáticos y a aquellos cuyas obras contienen graves y sistemáticos errores. Aprobación de la Iglesia: sólo la Iglesia, así como pudo definir el canon de las Escrituras, también puede determinar los testigos auténticos de la Tradición. Es la aprobación por parte del Magisterio de la Iglesia a quien Jesús le prometió su asistencia perenne. No es necesaria la aprobación explícita, basta la implícita, como podría ocurrir, por ejemplo, en la cita de un escrito de un Padre hecha por uno de los 21 Concilios ecuménicos.

 



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